Laboratorio Cantúa, empresa especializada en la investigación y elaboración de productos cosméticos de maquillaje, es reconocido por la innovación en sus productos y la búsqueda constante de nuevas formas para satisfacer las necesidades del mercado.
Actualmente, cuenta con un staff de 80 empleados y una infraestructura de planta de 1200 m2 en San Martín, Provincia de Buenos Aires y planifica trasladarse al parque industrial La Cantábrica en Morón, donde la fábrica duplicará su superficie.
Durante los dos últimos años la empresa realizó importantes inversiones en maquinaria y se presentó en diversas exposiciones con el fin de abrir las puertas hacia la exportación de sus productos.
{mosimage}¿Podrías contarnos brevemente la historia del Laboratorio Cantúa?
El Laboratorio Cantúa comenzó hace 30 años. Yo trabajaba en una empresa de cosmética, hoy ya desaparecida, en la cual era activador de compras. Con un auto recorría proveedores y gestionaba la entrega de los productos que habíamos comprado.
En este caminar por tantas empresas conocí a Julio Zanuy. Lo convencí de abandonar la gerencia de Producción de un laboratorio para hacerse socio nuestro en un emprendimiento. Fue bastante difícil. ¿Cómo lo logré?, no sé. Arrancamos con máquinas prestadas, con más ganas que conocimiento. Pero siempre con mucha pasión.
Las barreras para arrancar eran menores. No necesitabas certificados de salud pública ni tener un laboratorio habilitado.
Alquilamos un depósito en Devoto. Arriba había un geriátrico. Estuvimos ahí 15 años. Hasta que un día tuvimos un accidente, se prendió fuego un producto. Todo esto estaba legalmente aprobado, pero las restricciones eran menores.
Entonces, decidimos venir a San Martín. Soportamos la crisis del 2001. Para mí fue una época muy mala. No teníamos certificación. Fue como una refundación. Creo que eso se produjo porque muchos competidores se quedaron en el camino. Los pocos que sobrevivimos después tomamos trabajo de los demás. Y eso también potenció nuestro crecimiento.
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¿La compañía realizó importantes inversiones?
Sí, hemos invertido 200 mil dólares el año pasado. De no tener ninguna certificación pasamos a gestionar ISO 9000, que significó una inversión de 50 mil dólares.
Lo que se destaca en la inversión es la maquinaria. Pero detrás existe una inversión en procesos intermedios e inferiores: cambiar métodos de elaboración, métodos de fraccionamiento, formas de pensar, capacitación y logística.
Hoy existe una cultura de volver a lo nacional. Eso en la realidad, ¿se concreta? ¿Existe un apoyo del Gobierno hacia el desarrollo de las PyMes?
Hace pocos días viajé a Chile donde el Gobierno de la Provincia de Buenos Aires organizó unas jornadas entre empresas PyMes de la Provincia de Buenos Aires con sus pares chilenos. Fue organizado por el Ministerio de la Producción de la gobernación. Concurrieron 60 compañías de todo rubro.
Nos hospedamos en un hotel de última categoría. La Provincia de Buenos Aires puso a disposición un soporte técnico de alta tecnología.
Por primera vez veo que las cosas son más reales que declamativas. Vamos mejor que antes, sin ninguna duda. Pero todavía no lo logramos.
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¿Mudarte a la Cantábrica tiene que ver con una necesidad de contar con mayor espacio?
Es muy válido el concepto de parques industriales. Trae aparejado un proceso de control de la contaminación, un proceso de control de los residuos químicos y capacitación.
En la Cantábrica hay una escuela, existen servicios más baratos. Es posible contar con una dotación de bomberos, una enfermería, una guardería, una seguridad perimetral común.
Me parece muy válida la idea de juntarnos en lugares donde esté focalizada la producción.
Otra de las razones por las cuales decidimos mudarnos se debe a que los accesos son muy dinámicos y rápidos. En cuatro cuadras te subís a una autopista. Con esa autopista podés ir a la periferia de la ciudad de Buenos Aires, al norte, al oeste y al sur.
Y la tercera razón por la cual nos mudamos es porque es el parque industrial más cercano a la logística de mis clientes.
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Hoy por hoy, ¿la producción de Cantúa apunta al mercado local o al externo?
Nosotros apuntamos a mejorar nuestros métodos y procedimientos.
La idea era lograr que la percepción de valor de nuestros clientes fuera subiendo. Y eso se logró. Hoy nosotros abastecemos alrededor de un millón de unidades en el mercado local.
También pensamos que en algún momento el mercado local se puede encontrar saturado. No creo vender dos millones de unidades en el país porque seguimos siendo 40 millones de argentinos de los cuales la mitad son mujeres, y las mujeres no se pueden pintar diez veces más por día para consumir nuestros productos. En algún momento hay una saturación. También existen otros competidores.
Nuestro objetivo ahora es exportar. Desde hace más de dos años y medio que estamos yendo a exposiciones, ferias, exponiendo nuestros productos en Italia, Panamá, Argentina y Brasil.
¿Compiten en calidad y en precio? ¿Cómo ingresan en esos mercados?
Nosotros tenemos que competir primero en calidad. Nuestros consumidores internacionales no demandan productos masivos baratos. Por el contrario, demandan productos de un target alto, productos de alta calidad.
En América, la imagen que nosotros tenemos como fabricantes es de la más alta. Hoy podemos competir con cualquier país tecnificado. Quizá lo que nos falta son los envases o la escala que tienen otros. Nosotros hacemos productos tan o más dignos que los mexicanos, los colombianos o los americanos. No estamos por debajo de ellos. Estamos en iguales o mejores condiciones.
Recientemente adquirieron una máquina para hacer lápiz labial.
Ahora ya son dos máquinas. Independientemente del dinero, lo que se percibe con esta tecnología es diseño. Al lápiz labial, con un formato histórico, le vamos a dar otra dinámica, otro concepto. Le vamos a dar la posibilidad de convertirse en una herramienta de marketing. Con esta máquina lo podemos diseñar, imprimir e identificar con una marca.
Eso es lo que se viene para el 2007. Creo que esto es lo que va a hacer que esta compañía esté fuertemente involucrada hacia el exterior.
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En Cantúa existe un concepto totalmente distinto en cuanto al empleado de fábrica, un trato diferencial. ¿Eso es algo común o es algo que ustedes implementaron y que da sus frutos?
No creo que esté imperando en todas las fábricas aunque me gustaría que así fuera. Vengo de otras industrias donde el trato era diferente, más riguroso, mucho más distante.
Nosotros debemos brindarles condiciones dignas de trabajo, que cuenten con un comedor acorde a sus necesidades, baños decentes y sistemas de seguridad adecuados.
No somos una empresa que levante el tono. No tenemos rigurosidad porque entendemos que nadie puede dar el 100% todos los días. Sabemos que hay un margen para estar distendido. Nadie puede estar concentrado ocho horas haciendo lo mismo. Pero sí sabemos que el día que tengamos que acelerar los procesos de producción, la gente va a dar ese plus necesario.
La prioridad de esta compañía son los salarios, los proveedores, la AFIP y por último, los socios.
¿Han logrado importantes certificaciones?
Empezamos con GMP que significa Buenas Prácticas de Manufactura. Fue la primera certificación que hicimos, obligatoria para todo laboratorio, lograda después de 20 años de existencia.
En el 2004 logramos ISO-9000. Se trata de una normativa de gestión que implica estar involucrado en una manera de pensar. Ya llevamos casi dos años certificados y todavía estamos comprendiendo la norma. No sólo es cuestión de aplicarla.
Estar certificado siempre ayuda no sólo para orientar mejor nuestros objetivos, sino también para calificar hacia el exterior.
¿Qué porcentaje de fabricación implica cada producto?
En el mes de agosto, el 30% de nuestra producción correspondió a labiales, el 17% a máscaras, el 16% a maquillaje y el resto, a productos varios.
Entrevista realizada por:
Francisco J. Morere López
Florencia Verónica Hernández