Por eso, año a año, suspenden las exigencias cotidianas para agradecerle los bienes obtenidos: las lluvias, los vientos, los aromas, los frutos de la tierra, las plantas, los animales, los días y las noches.
Así comienza el corazón de una festividad profundamente arraigada en todo el norte argentino. Durante mucho tiempo estuvo recluida en los corrales de piedra, pircas en forma circular con trancas de cardón en las alturas desiertas, donde sólo el viento, el frío y la escarcha eran testigos. Sin embargo, la veneración a la Madre Tierra fue ganando protagonismo y cada año son más los viajeros que se suman a la celebración en Laguna Blanca (en 2008 participaron más de tres mil personas), además de los descendientes de los pueblos originarios de Villa Vil, Barranca Larga, Laguna Blanca, Corral Blanco, Aguas Calientes y la comunidad aborigen de Los Morteritos, y Las Cuevas.
La convocatoria corresponde a la Comisión de la Pachamama y el Municipio de Laguna Blanca, en el departamento de Belén. Por eso el 31 de julio es el acto oficial de las autoridades municipales y provinciales. Por la tarde, se organizan competencias de fútbol 7, tiro de honda de hilo, truco, taba y sapo, a las que están especialmente invitados los turistas.
“Sigue siendo una de las fiestas más tradicionales de la Argentina porque encierra costumbres milenarias que han sufrido grandes cambios con el paso del tiempo y las generaciones. Los turistas se sorprenden año a año porque el departamento de Belén es uno de los que mejor conservan el legado de los ancestros en cuanto a la festividad de la Pachamama”, dijo el arqueólogo Luis Fernando Morales Morales. Y explicó cuáles son los objetivos primordiales: “Fortalecer la organización comunitaria y generar un espacio para revalorizar y comercializar los productos locales, como el maíz y la papa andina y la quinoa”.
El ritual del 1º de agosto recupera los ritos ancestrales, como la selección del mejor ejemplar de un rebaño de ovejas para ser sacrificado en honor de la Pachamama. Y un discurso del jefe comunal del Distrito Villa Vil dará comienzo a la devoción. El Kokena, deidad mitológico vestido con prendas de lana de oveja y de llama y su bastón de canilla de suri, empiece a azuzar a los presentes. A la Pachamama se le piden bendiciones para que mejore la producción de ganado y de agricultura (papa, maíz y quinua) durante el año próximo.
Al mediodía, nada mejor que disfrutar de los sabores más tradicionales de Catamarca, preparados por expertas manos locales: locro de maíz, carne vacuna, de cabrito y de cordero asada y charqui de llama. Y se puede recorrer el salón de la exposición artesanal exhibe chullos, guantes, ponchos, pullos y medias de lana de llama, oveja y vicuña. También está a la venta bijouterie producida por artesanos locales así como los yuyos aromáticos característicos de la región (poposa, muña-muña, y rica-rica, entre otras).
El canto y la copla estarán a cargo de grupos de niños y jóvenes que con orgullo despliegan sus destrezas musicales y literarias. Los ballets de Belén, Villa Vil y de la Estancia prepararán los números artísticos de danza. Por otra parte, la agenda de actividades también incluirá talleres para los pobladores y los viajeros: cerámica, gastronomía andina, danzas tradicionales y coplas. Todas las actividades reflejan la ardua tarea de reconstrucción de la identidad y el potencial que su diversidad representa, ante los ojos de los turistas. Por eso, los viajeros que quieran compenetrarse con la idiosincrasia de la Puna y recorrer el entorno natural, podrán pasar la noche en casas de familias, que abren sus puertas para compartir la calidez con la que comparten lo que tienen.
El viaje cultural se puede complementar con algunas excursiones a la Puna para disfrutar de una geografía natural única. La Reserva de Biosfera Laguna Blanca, creada para proteger a las vicuñas, es hoy un atractivo destino turístico. También atraen los safaris fotográficos y el avistaje de aves –las vedettes son los flamencos rosados a los que se los designa Parinas- y, si acompaña la suerte, de pumas, zorros, gatos andinos, chinchillas y quirquinchos.
El viajero podrá obtener una visión articulada del ambiente natural y sociocultural de Catamarca, a todo color y música, en Belén, donde el tiempo parece suspendido en su mejor perfil.
Catamarca:
www.turismocatamarca.gov.ar