Por Daniel Reggiani, LATAM Regional Technical Specialist for Core Infrastructure Solutions de Hitachi Vantara
La transformación digital (DX) se ha convertido realmente en una oportunidad de negocios nutrida por la experiencia cada vez más exigente de los clientes, modifica los procesos de las empresas y el rol del personal de TI. También, ha disparado una cultura de la “inmediatez” que implanta un nuevo modelo de inversiones de infraestructura de TI, conocido como “good enough”. Éste ya no se encuentra atado a los estándares de seguridad clásicos, sino que está más abierto al riesgo y a la innovación, y por supuesto a la reducción de precios como sea posible.
Pero ¿esta tecnología imperfecta ayuda o dificulta nuestras iniciativas de TI? Depende. En las circunstancias correctas, puede ser ideal para toda la economía. Pero, si dentro de nuestras iniciativas la continuidad de los negocios es imperativa, o debemos mantener funcionando aplicaciones “legacy” por varios años, sin duda no deberíamos confiar en una infraestructura que no asegura la más alta disponibilidad ni una performance homogénea ante cargas de trabajo cambiantes.
El almacenamiento de datos no escapa a esta tendencia, y las duras estadísticas lo demuestran: las ventas de plataformas de almacenamiento “High End” han estado cayendo año tras año, cediendo espacio a soluciones “good enough”, pero quedando confinadas a un espacio muy especializado.
Afortunadamente, no todo es blanco o negro, y los fabricantes de plataformas de almacenamiento han trabajado para mejorar la confiabilidad y la potencia de los modelos más grandes de sus plataformas de rango medio, logrando alternativas interesantes que diluyen la línea imaginaria que los separa de los “High End”, pero a un menor costo. Una suerte de “good enough” mejorado.
Sin embargo, debemos prestar mucha atención a cómo cada fabricante ha enfrentado este desafío. Algunos simplemente adquirieron a otras empresas con modelos más apropiados a sus objetivos de negocios, pero incompatibles con sus sistemas anteriores, imponiendo a sus clientes proyectos de migración complejos. Otros han escalado su hardware, pero continuaron usando el mismo sistema operativo con funcionalidades de rango medio de sus líneas anteriores. Felizmente, alguno ha seguido el camino más razonable tomando el sistema operativo de su plataforma tope de línea, con todas sus funcionalidades avanzadas y siguiendo el mismo concepto de SDS (Software Defined Storage), portándolo al hardware mejorado de sus modelos menores.
Las ventajas para las iniciativas de transformación digital resultan muy atractivas porque la simbiosis entre hardware mejorado y software avanzado entrega una disponibilidad y una performance excelentes, comparable a la de una plataforma de alta gama. Por otra parte, las herramientas avanzadas del software permiten crear compartimientos para mantener el entorno de las aplicaciones críticas dentro de parámetros estables de performance y disponibilidad; mientras que otros ambientes mucho más dinámicos, como los necesarios para el desarrollo de nuevas iniciativas, pueden trabajar sobre ecosistemas más flexibles pero sin competir por los recursos, extendiendo las posibilidades de consolidación, lo cual resulta definitivamente en una mejora adicional en el costo total de propiedad.
Seguramente, a esta altura muchos se estarán preguntando si el fin de las plataformas “High End” está próximo. La respuesta es: por ahora no. Por el contrario, continuarán dedicadas a un espacio muy especializado, en donde se necesite un desempeño muy superior al promedio y/o en donde haya ambientes Mainframe, que por cierto todavía quedan muchos.