La Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA) puso en marcha un tambo en su predio de la Ciudad de Buenos Aires, donde alumnos, docentes, investigadores y extensionistas pueden tomar contacto directo con los animales y ampliar sus estudios en aspectos vinculados con la producción de pasto, la calidad de la leche y la elaboración de quesos, e incluso con la emisión de gases de efecto invernadero generada por los rumiantes.
“Arrancamos en 2010, utilizando ovejas lecheras como modelo animal”, señaló Alejandro Palladino, docente de la cátedra de Nutrición y Alimentación Animal de la FAUBA. Y agregó: “Buscamos que el tambo sea una usina de trabajos de investigación y, a la vez, una oportunidad para que los alumnos estén en contacto con las ovejas y con la producción”.
Previo a levantar el tambo, Palladino realizó un doctorado en Irlanda, donde dedicó tres años a estudiar los factores que afectan a la calidad nutracéutica de la leche, una serie de compuestos (como los ácidos grasos Omega 3 y el ácido linoleico conjugado) que permiten mejorar la salud de las personas y prevenir ciertas enfermedades como el cáncer y la arterioesclerosis.
“En Irlanda trabajé con bovinos. Pero una vez que regresé a la Argentina, se hacía muy difícil traer vacas a la Capital y entonces vimos que la oveja lechera podía ser un modelo muy interesante, porque es un animal chico que podemos tener en la facultad y porque existe poca información disponible sobre la nutrición y el manejo de estos animales”, detalló, y afirmó que algunos de los resultados de los trabajos que hoy realizan con ovinos son extrapolables a otros rumiantes, como las vacas.
La iniciativa de Palladino interesó a otros investigadores de la FAUBA, como Ana Frey, de la cátedra de Ovinotecnia, para quien el contacto con los animales es muy enriquecedor y genera mucho interés en los alumnos. “Tenemos una gran cantidad de estudiantes que se ofrece para trabajar con las ovejas y practicar en el campo las técnicas que aprenden en las aulas”, señaló.
Al respecto, explicó el año pasado los alumnos sembraron pasturas de cebadilla, festuca, trébol blanco y un verdeo de raigrás sobre un lote de media hectárea que posee la FAUBA junto a las instalaciones de ordeñe. Allí aprendieron a hacer pastoreos rotativos y a manejar las ovejas, y realizaron talleres de esquila y producción en conjunto con las cátedras de Nutrición y Alimentación Animal, Ovinotecnia y Producción Lechera.
La leche ordeñada en el tambo universitario se utilizó para hacer una tesis de grado que evalúa distintos procesos para elaborar quesos. También hay otros estudios en proceso que aprovechan las instalaciones para investigar la calidad de leche y el metabolismo ruminal de los ácidos grasos, y se espera que durante 2012 comiencen a realizarse otras cuatro investigaciones de tesistas, algunas de doctorado.
“Con el tambo tenemos la posibilidad de validar a campo los trabajos que venimos haciendo desde hace muchos años in vitro (en el laboratorio)”, dijo Palladino. Además, los experimentos que se hacen a pequeña escala en el tambo de la FAUBA (con 20 ovejas), se van a reproducir en los campos que tiene la facultad en la localidad bonaerense de San Pedro, donde hay otros 80 animales en producción.
Uno de los objetivos de estas investigaciones es reforzar las tareas de extensión de la universidad pública y aumentar el vínculo con los productores. “Queremos empezar a cuantificar variables importantes para los productores, desde lo productivo y económico, a través de diferentes tecnologías que ayuden a mejorar la producción y a disminuir los costos, fundamentalmente con una mejora del recurso pasto, que representa el alimento más barato para las ovejas y los rumiantes en general”, informó.
Frey sostuvo que si bien en la Argentina sólo existen unos 50 tambos ovinos, repartidos entre la Región Pampeana y la Patagonia, esta actividad puede ser un buen negocio para productores de pequeña escala, porque la inversión necesaria para iniciar la actividad es moderada, en tanto que los productos que se obtienen son valiosos.
En este sentido, explicó que la leche ovina posee beneficios para la salud de los niños y para personas con problemas de intolerancia a los productos bovinos. “El porcentaje de grasa y proteína de la leche de oveja es prácticamente el doble que el de las vacas, y los quesos fabricados con esa leche son considerados delicatessen, con un mayor precio en el mercado”, concluyó.