Por Javier Minsky, CEO de Virtualmind
De acuerdo a Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (CIPPEC) 3 millones de personas situadas en las grandes ciudades del país, realizan tareas laborales que pueden trasladarse al mundo digital, pero menos de 1 millón lo hace a través de sistemas especializados en el trabajo remoto.
En este contexto, a muchas empresas les llevó mucho tiempo adaptarse a la idea de trabajo remoto. Sin embargo, para otras tantas como es el caso de Virtualmind, este modelo ya se venía probando hace tiempo, y la experiencia permitió conformar equipos de alto nivel, capaces de trabajar integrados a la distancia para distintas regiones y otros países.
El secreto está en la comunicación como uno de los primeros pilares. Si bien los equipos deben ser integrados por colaboradores autónomos y de confianza, la realidad es que la comunicación fluida es un gran aliado, sobre todo en instancias como las actuales, donde el encuentro presencial se ve impedido. El relacionamiento efectivo con un equipo de personas trabajando en línea incluye la utilización de herramientas digitales que permiten una sinergia fluida, organizada y directa entre los colaboradores.
En este sentido, seleccionar los canales y herramientas adecuadas para que los equipos intercambien y compartan información, es un punto fundamental que va más allá del software seleccionado. Incluso las reuniones virtuales suelen ser ideales para debatir sobre proyectos específicos o intercambiar ideas e inquietudes. Generar una experiencia compartida con un equipo de manera remota y capitalizarlo en un aprendizaje colectivo es perfectamente posible, en esta nueva normalidad que se presentó sin previo aviso.
Asimismo, es importante no descuidar la unidad de almacenamiento de archivos, ya que este aspecto favorece el intercambio de material e información, y proporciona accesibilidad desde cualquier lugar y en todo momento. Son realmente útiles para mantener todo alineado y manejar documentos únicos con sus versiones históricas.
A menudo el concepto “trabajo remoto” no logra transmitir sus implicaciones reales, pero lo cierto es que trabajar de esta forma termina siendo un ejercicio de confianza para los líderes del negocio y/o proyecto, lo que se traduce en delegar tareas y también asumir la responsabilidad de que cada miembro entienda el alcance del proyecto.
En este punto, vale destacar que la confianza implica que el trabajador debe sentirse libre y hacerse responsable de su propio desempeño. Al mismo tiempo que el empleador debe garantizar al colaborador las condiciones y herramientas necesarias para que este pueda desarrollar a la distancia, las tareas con total comodidad.
Como en toda dinámica de cambio, el impacto se hace duradero con la práctica en el tiempo. Las empresas tienen un gran desafío por delante, el cambio es cultural, y lleva tiempo de adaptación y coordinación entre las partes. Lo cierto es que armar un equipo de trabajo remoto integrado es posible, en Virtualmind es parte de nuestra cultura de trabajo, concluye el CEO de la empresa.