Por primera vez reunidos en un libro, estos textos corresponden a la primera etapa creativa de Antonin Artaud, en momentos de plena efervescencia surrealista. Se trata pues de obras de juventud, aunque ya aparecen todos los tópicos que irán diseminándose luego en forma de cartas, de poemas, de obras de teatro, de cuadernos íntimos, de bruscas anotaciones.
Pocos de estos textos habían sido vertidos al castellano, pese a que algunos resultan inestimables para la comprensión de la aventura artaudiana, quizás la más solitaria e intensa que registra la historia de las letras durante el siglo XX.
A casi setenta años de su muerte, la voz de Artaud conserva intacto su poder revulsivo, su lacerante juventud. Estas páginas no hacen más que constatarlo. Como señala en su prólogo P. B. Rey: Esos fragmentos, esos jirones desgarrados que dan forma al corazón descentrado de Artaud nos permiten a nosotros, sus tardíos lectores, dejar por un instante de lado el transitado tópico de su locura y asumir la inquietante sospecha que refulge en la mayor parte de lo que escribió: la de que es más contemporáneo que muchos de nuestros contemporáneos.