Desde el lanzamiento del programa de recolección y reciclado de baterías, movistar ya lleva reciclados 2.600.000 unidades. A su vez, con la inclusión de la gestión de residuos electrónicos, la empresa recicló 2.100.000 kilos de desechos electrónicos. De esta manera, con estas dos acciones, se garantiza una solución ecológica y responsable para todos los componentes obsoletos relacionados con el negocio, evitando su disposición final en rellenos sanitarios.
Movistar promueve la transformación de baterías y equipos usados, a través de la recolección y el reciclado. Para llevar a cabo esta acción, se instalaron nuevos buzones con doble uso en los edificios y centros de experiencia de clientes de todo el país donde todos pueden depositar en la parte inferior residuos comunes y en la superior los residuos de telefonía móvil (baterías, teléfonos y accesorios en desuso, entre otros).
Las baterías utilizadas por los teléfonos móviles tienen una vida útil limitada y pueden ser contaminantes si no se tiene cuidado con su destino final. Aunque en menor medida, lo mismo ocurre con los teléfonos móviles y sus accesorios, el reciclado es una forma primordial de cuidar el medio ambiente, ya que a través de este proceso se devuelven a la industria elementos que en otro caso resultarían inútiles y contaminantes.
Una vez recolectados estos desechos, son enviados a un operador habilitado por la autoridad ambiental, quien acopia este tipo de residuos de distintas empresas y procede a exportarlos para posibilitar que se les de el tratamiento adecuado y reciclarlos.
El proceso de reciclado consta de tres etapas; en primer lugar se carga el material en un horno de tipo industrial; luego se eleva paulatinamente la temperatura hasta aproximadamente 1500°C; y como producto final se obtienen aleaciones metálicas y escorias inertes que se utilizan como materia prima en procesos industriales.
Es importante destacar que el proceso se realiza en condiciones controladas que evitan en todo momento la contaminación ambiental. Un beneficio adicional radica en que los gases de efecto invernadero generados en el proceso, constituyen la quinta parte de los que se generarían para obtener la misma cantidad de metales a partir de la explotación minera.