Guillermo Lobo, periodista especializado en comunicación científica e integrante del jurado, fue el encargado de abrir la ceremonia con una reflexión sobre la necesidad de que el desarrollo de la ciencia y la comunicación se alineen con los requerimientos de la sociedad en la que se insertan, valor que destacó en los más de 45 trabajos concursantes.
En esta edición, el principal galardón -con un premio en efectivo de $14.000- fue para Jorge Luis Dámaso Ybañez por su trabajo «Nada se pierde. todo se transforma», una nota em itida por Canal 12 de Córdoba que trata sobre la iniciativa de un establecimiento de cría de porcinos para generar su propia energía con los residuos orgánicos de esos animales. Ybañez agradeció a su equipo -editor, productora y camarógrafo- e instó a los periodistas a trabajar «con vocación, con decisión y sobre todo con preparación, por el bien de la sociedad».
También fue reconocido con una mención especial y un premio de $3.500 el trabajo de Débora Slotnisky «Cómo Internet está cambiando la forma en que funciona el cerebro humano», publicado en el Suplemento Tecnología del Diario La Nación.
Hernán Charreau, Director de Inteligencia Tecnológica de Clarke, Modet & Cº Argentina, habló sobre la innovación, la apropiación de nuevos conocimientos por parte de la sociedad, y el rol del periodismo en ese proceso: «No pensar las cosas de forma normativa es parte de la ruptura necesaria en el proceso de creación. Eso hacen los pioneros, quienes de alguna manera tratan de sensibilizar a sus congéneres para llevar su creación o su conocimiento a un buen estadío, o sea a la aplicación. Luego vienen los imitadores, que son los convencidos por este pionero. Esto no es obvio y la difusión tiene mucho que ver. Justamente este premio pone de relevancia la difusión del conocimiento, sin la cual no es posible la apropiación social. Gracias a esa difusión empieza a jugar el tema de la innovación colectiva, o el proceso creador colectivo».