Diana Drimer, directora de la empresa se expresó sobre la elección del estudio responsable del cambio: -”Optamos por Pierini Partners por compartir un mismo compromiso de calidad, por su probada experiencia en branding a nivel global y por una metodología integrada que nos permitió, a través del trabajo conjunto, arribar a un resultado no solo esteticamente muy atractivo sino, principalmente, respetuoso de la trayectoria de la marca”-.
Luego de establecer los objetivos buscados para la nueva identidad, sus puntos positivos y negativos, y la comparación de la imagen actual frente a los principales referentes del mercado mundial (al que Drimer va incorporándose de manera progresiva), se llegó a la conclusión de que la imagen del ángel era un magnífico símbolo y no debería ser eliminado, por otro lado, dejar de lado el isotipo existente resultaría riesgoso para una empresa joven cuyo principal diferencial es la calidad. Hablar del “angelito” de Drimer, como lo denominan sus consumidores habituales, era transmitir todo un imaginario de artesanalidad y confianza, por lo que de ninguna manera se hubiera podido permitir que la competencia se apoderara de él sumando valor a través de la confusión.
El ángel debía quedarse, de eso no había dudas, pero era fundamental simplificar sus trazos para potenciar su poder comunicacional. Su estructura compositiva era en extremo compleja, su visión en negativo le restaba reconocimiento y la personalidad del niño era demasiado naif para ser portavoz de una empresa pujante y sólida.
Parecería simple encontrar un rostro adecuado para un ángel, existe un imaginario colectivo basado en años de historia religiosa, pero en este caso la elección debía ser muy cuidadosa: debía ser inocente pero creíble, agradable pero básico, atractivo pero neutral, joven pero clásico, de interpretación global pero de fuerte aire clásico.
Para su realización se utilizaron distintas fotografías de niños, seleccionadas por poseer algunos de los valores mencionados: rostros suaves, pícaros, inocentes, etc. Estas fueron sintetizadas hasta lograr llevarlas a una representación básica acorde con el lenguaje marcario, luego se realizó un mix de imágenes combinando los atributos más pertinentes.
El resultado final fue un rostro de rasgos angulosos, de mirada transparente, cabello levemente ondulado y una expresión calma, sincera con el toque de inocencia necesario para transmitir en su conjunto la esencia de la compañía: “generar productos nobles dirigidos al romance y al despertar de los sentidos”.
Un rostro bien proyectado no resultará eficaz de no ser implementado en un entorno igualmente sintético, para ello se procedió a eliminar los trazos innecesarios de las figuras complementarias, ubicar los restantes de manera ordenada estableciendo igualdad de grosores y espacios.
La construcción se realizó de manera modulada, con un eje central y una composición espejada lo que otorgó equilibrio y simpleza para facilitar la decodificación por parte del observador.
Glenda Fisbein, responsable del Departamento de Chocolates con Logo, de la compañía, compartió esta búsqueda de lo simple como sinónimo de belleza. –“ Es importante para nosotros, en esta nueva etapa de nuestra empresa, ser directos en el mensaje que transmitamos a nuestros consumidores y representantes alrededor del mundo. Teniendo presente ese objetivo, solicitamos en cada paso del desarrollo realizado por Pierini Partners una búsqueda de lo básico y lo esencial”-.
El logotipo presentaba las mismas complicaciones que el iso, es decir, era de compleja lectura, se empastaba en tamaños reducidos, los trazos no se continuaban de manera fluida y la submarca “Chocolates”, realizada de manera gestual, no se integraba al iso ni por sus curvas ni por sus trazos. Para optimizar la relación entre todos los elementos integrantes de la nueva marca se decidió utilizar una tipografía romana “de molde”, es decir de catálogo, la cual fue alterada estratégicamente en algunos rasgos para lograr personalidad y vinculación con el logotipo anterior como en el bastón medio de la E o en la caída de la letra R.
La renovación que se logró en la marca fue altamente positiva. Se logró transmitir mayor calidad, mayor simpleza y una capacidad para seducir realmente notable.
Fundamentalmente, quienes encargaron el proyecto, hicieron suya la nueva identidad, se sintieron cómodos con el cambio y experimentaron una visión concreta de la nueva etapa comercial por la que atraviesan.
Diana Drimer expresó: -“ Ha sido muy gratificante el encontrarnos con una pieza diferente pero similar a la vez. Adrián Pierini y su equipo han sabido entender la importancia de nuestra historia, de nuestros sacrificios y esfuerzos reflejándolo en una recreación maravillosa de aquel primer ángel que supo vestir nuestros packagings hace más de 15 años”-.
http://www.drimerchocolates.com/
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