Durante todo el dia el publico recorrio los stands de exposicion con productos y objetos dedicados a la gastronomía, como la celebre Pastalinda con la que amaso Doña Petrona, y otros modelos de esta maquina emblematica que cumplio 61 años.
Ademas hubo clases publicas y gratuitas, presentadas por Elizabeth Vernaci, en donde se lucieron los tres equipos de cocineros convocados: Dolli (Spaghetti de albahaca, tomate, migas crocantes con panceta y ricota) y Christophe Krywonis (Papardelle de pollo, con champignones y setas al torrontes); Osvaldo Gross (Galani veneti con sambayon y chocolate) y Pamela Villar (Cannoli con ricota, naranja, pistachos y miel); Donato de Santis con Juliana Lopez May (Maccheroni al ferro). Al final, los platos se sortearon entre la gente para ser degustados en el momento, con un toque adicional: el queso, rallado a la vista por Humberto Tortonese. Todos los alimentos reunidos en la entrada a cada clase fueron donados al Jardin Maternal Municipal Angel de la Guarda.
Tambien hubo tips personales dedicados a los fanaticos de la gastronomia: «La consistencia de la masa en la pasta artesanal se nota al apretarla: no tiene que quedar pegada», explico Donato a sus seguidores. «Como soy frances, yo tengo que usar crema, ¿me entienden?», comento, divertido, Christophe. «La grappa se puede usar para saborizar porque, en las frituras, repele bien las grasas», apunto Gross. La cocina en familia y la mesa compartida fueron los lemas de Dolli y el espiritu que se vivio durante la Fiesta.
Hasta los mas pequeños tuvieron un espacio propio para amasar, coordinados por el chef pastelero Damian Betular. Y los grandes pudieron sacarse fotos y conversar libremente con todos los cocineros, que caminaron por el pueblo estrechando manos y firmando autografos.
A la noche, el escenario sirvio para entrega de distinciones, agradecimientos y como pie para que Leon Gieco iniciara un show irrepetible, en donde El fantasma de Canterville se transformo en himno.