Con el objetivo de difundir prácticas y experiencias en ciencia abierta en las comunidades científicas de Iberoamérica, analizando sus beneficios y discutiendo las barreras y los desafíos que se presentan para impulsar su desarrollo en la región, el ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, Lino Barañao, encabezó el Seminario Internacional “Prácticas, experiencias y estrategias en Ciencia Abierta en Iberoamérica”, realizado en el Centro Cultural de la Ciencia (C3).
Durante la apertura, Barañao se refirió a la ciencia abierta y explicó que su existencia implica a su vez la existencia de una ciencia cerrada: “Esto es grave porque implica una contradicción con la función misma del sistema científico tecnológico y con la actividad del investigador”. En este sentido, hizo hincapié en la importancia de que la gente sepa qué se preguntó el investigador y en la responsabilidad del Estado de garantizar un uso eficiente de la información: “La información estructurada, en términos de políticas públicas, nos posibilita tomar decisiones”, afirmó. «La ciencia abierta es una de las prioridades de nuestras políticas», resaltó el ministro al finalizar su exposición.
Estuvo acompañado en la mesa por la secretaria de Estado de Ciencia, Tecnología y Enseñanza Superior de Portugal, María Fernanda Rollo, quien afirmó que la ciencia abierta está en el centro de la agenda a nivel internacional; el presidente de la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANNI) de Uruguay, Fernando Brum, que manifestó su compromiso “con la ciencia con un propósito, que esté acompañando la resolución de problemas nacionales”; y el director del Observatorio Iberoamericano de la Ciencia, la Tecnología y la Sociedad de la Organización de los Estados Iberoamericanos (OEI), Mario Albornoz, quien manifestó la convicción de que “el desarrollo científico y tecnológico de las sociedades democráticas e inclusivas requieren como condición básica que la información sobre la ciencia esté a la vista de todos, y que sea patrimonio de todos los ciudadanos”.
“La ciencia abierta lo que propone es hacer más eficiente los recursos invertidos en la generación de conocimiento científico, porque por un lado se evita la duplicación innecesaria de esfuerzos, y por el otro, se comparten datos que pueden ser reutilizados en nuevas investigaciones, dándole transparencia y calidad; además se comparten herramientas y know how. En definitiva, no sólo hacemos más democrática la producción de conocimiento, sino que la hacemos más eficiente y productiva” sostuvo Valeria Arza, investigadora del CONICET y miembro de STEPS América Latina, dando inicio al primer panel del encuentro en el que se expusieron experiencias locales sobre ciencia abierta y procesos de producción científica. Además, explicó las múltiples dimensiones que implica la ciencia abierta como la comunicación pública de la ciencia, los repositorios digitales abiertos, la ciencia ciudadana y la colaboración científica online.
A continuación expuso Anne Clinio, del Programa Ciencia Abierta e Innovación Ciudadana de Brasil, quien además de afirmar que la ciencia abierta es una de las palabras clave del ámbito científico actual, destacó el nuevo concepto de ciencia común, “una ciencia producida entre todos y para todos”. Luego, se expusieron una serie de experiencias de ciencia abierta y ciudadana llevadas a cabo en nuestro país. En este marco, Gerardo Perillo de PAMPA2-Safer contó sobre la importancia de escuchar a las comunidades, y no llevar conceptos desde afuera que nada tengan que ver con sus prácticas: “Encaramos los ecosistemas de agua dulce desde un punto de vista socio económico y cultural”, afirmó el especialista.
Se expuso también la experiencia de eBird, la base de datos de biodiversidad más grande y de mayor crecimiento del mundo que permite administrar listados de aves a los observadores en un repositorio digital; Cientópolis, un proyecto de investigadores y estudiantes de La Plata que busca vincular a diferentes actores con el fin de formar una red de ciudadanos que colaboren en proyectos propuestos por científicos; NOVA, un observatorio virtual argentino que busca almacenar y poner a disposición de astrónomos profesionales y aficionados, estudiantes y público en general los datos y análisis obtenidos por científicos del país; y ACRE Argentina, un portal de meteorología y datos de circulación atmosférica: “Sin datos ni observaciones no hay conocimiento, ya que no es posible tomar decisiones”, destacó su responsable Pablo Canziani al finalizar su presentación.
La primera jornada continuó con un panel en el que se debatió sobre cómo se abren los datos y la información científica y tecnológica y contó con expositores de la talla de Adrián Turjanski, investigador del CONICET y coordinador del Sistema Nacional de Datos Genómicos, quien contó su trabajo en bioinformática y análisis de datos y sostuvo que “aprender a compartir los datos no es trivial, y gracias al avance tecnológico, toda la información genómica que nos determina es muy fácil de obtener”. También disertó Helena Freitas de Portugal sobre la importancia de la ciencia abierta para el desarrollo sostenible; Lautaro Matas de la OEI; Guillermina D’Onofrio de la Subsecretaría de Evaluación Institucional del MINCyT, quien explicó los alcances del recientemente lanzado Portal de Datos Abiertos de la Ciencia y la Tecnología; Gonzalo Iglesias del Ministerio de Modernización; y Esteban Feuerstein, quien se refirió al Proyecto Palenque de la Fundación Sadosky.
El último panel de la segunda jornada versó sobre el por qué y para qué se abre la ciencia y fue moderado por Sergio Matheos, subsecretario de Coordinación Institucional del MINCyT. Expuso en primer lugar Fernando Brum de la ANNI, quien afirmó que el principal desafío es “resolver uno de los grandes problemas para América Latina: la confianza”. “Ciencia abierta significa un compromiso, no puede haber ciencia abierta sin una política pública”, afirmó María Fernanda Rollo a su turno.
“La ciencia se abre porque es una necesidad”, sostuvo enfáticamente Clara García García del Gobierno de España. Explicó también que se abre para optimizar el impacto de la investigación financiada con fondos públicos y la innovación. Por último, Lucas Luchilo, subsecretario de Evaluación Institucional de la cartera de Ciencia hizo un repaso sobre las dimensiones involucradas en la ciencia abierta como la democratización, la garantía pública del acceso a la información, la nueva producción del conocimiento, la infraestructura tecnológica y las nuevas métricas.
“Estamos muy orgullosos de estar realizando esta actividad, que resulta de mucha utilidad útil para toda la comunidad científico tecnológica del país. La ciencia abierta es una política de estado para el país y para nuestro Ministerio”, remarcó Agustín Campero, secretario de Articulación Científico Tecnológica del Ministerio de Ciencia, dando cierre al encuentro.
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