El índice mundial de riesgo país de Coface, es una medida de las calificaciones @rating país ponderada por el peso de cada país respecto a la producción mundial. La base del índice es el nivel medio de riesgos mundiales en el año 2000. La calificación @rating país mide el riesgo de impago que presentan las empresas de un país. Indica en que medida el compromiso financiero de una empresa de un país en cuestión, se verá influenciado por las perspectivas económicas, financieras y políticas de ese país en que operan.
Según los especialistas de COFACE, a enero de 2006 este riesgo disminuye debido a la recalificación en A1 de las empresas alemanas. A pesar de esta mejora, el índice de riesgo de la Unión Europea continúa siendo superior al del conjunto de países industrializados.
El índice de riesgo de los países emergentes mejora igualmente pero de forma más débil debido principalmente a la recalificación de Argelia, Bulgaria y Rumania de B bajo vigilancia positiva a A4. La calificación de Filipinas también se ha puesto bajo vigilancia positiva, mientras que la de Sri Lanka se ha puesto bajo vigilancia negativa debido al deterioro de la situación financiera y política del país.
En un nivel de riesgo más elevado se encuentran las calificaciones de Mongolia y de Zambia que han pasado de D a C.
Panorama de la economía internacional
Enero 2006
El final del año 2005 se ha caracterizado por la subida del precio del petróleo. El curso del Brent se ha acercado a los 60$/barril siendo una subida del 42% en relación al 2004. Esta subida ha acarreado una importante transferencia de recursos de países importadores a países exportadores, disminuyendo los excedentes de los primeros y fortaleciendo la situación financiera de los segundos.
No obstante, estas tensiones no han afectado significativamente a la actividad. La ralentización del crecimiento mundial ha sido moderada, en general, durante el 2005. Conforme a nuestras predicciones, la solvencia de las empresas sigue siendo buena. Su confortable situación financiera, tras el excelente año 2004, les ha permitido hacer frente a una presión todavía mayor sobre los márgenes. Las ganancias de productividad alcanzadas a través de numerosas reestructuraciones y deslocalizaciones han facilitado la absorción de la subida de los precios de las materias primas. No obstante, ciertos sectores han sufrido más dificultades que otros, en primer lugar aquellos cuyas actividades estaban fuertemente expuestas a la competencia de países emergentes o las de mayor consumo de petróleo y de materias primas.
Para el año 2006, se prevé una progresión del PIB similar al 2005, impulsada por el dinamismo de la demanda americana y china. El curso del petróleo debería estabilizarse. Tras varios años de subida sostenida, la bajada de materias primas que se esperaba, será limitada. La reducción progresiva de los tipos de interés americanos no debería frenar el crecimiento de países industrializados ni provocar grandes tensiones en los mercados financieros donde la liquidez sigue siendo abundante. Los países emergentes deberían seguir beneficiándose de buenas condiciones de financiación, mientras, su gestión rigurosa favorece la confianza de los mercados y el mantenimiento de los «spreads» a un nivel bajo.
No obstante este escenario presenta ciertos riesgos. En un contexto de tensiones geopolíticas fuertes, no se descarta otra subida prolongada del precio del petróleo. La importancia del déficit corriente americano hace temer un reajuste brusco de los tipos de interés o de la cotización del dólar. Una explosión de burbujas inmobiliarias en Estados Unidos o en ciertos países europeos, produciría un impacto negativo en el consumo de los hogares. Del mismo modo, no se descarta la posibilidad de una fuerte ralentización de la actividad en China.
Además de estos riesgos, las empresas permanecerán enfrentadas a una gran presión sobre los márgenes. La competencia continuará siendo fuerte, los costes de las materias primas y de la energía elevados mientras que la financiación resultará más costosa. Ahora bien, la rentabilidad de las empresas ya ha sido puesta a prueba en 2005 y la lucha por hacerse un hueco en el mercado las hace más vulnerables a choques eventuales.
Índices por región:
En Estados Unidos, a pesar de la ralentización, el crecimiento será vivaz en 2006. La demanda interna permanecerá sostenida a pesar del aumento de los tipos de interés. El dinamismo de la inversión tanto pública como privada compensará la reducción del consumo de los hogares provocado por el fuerte endeudamiento. El buen comportamiento de las exportaciones no bastará para cubrir un déficit corriente récord. A falta de choques mayores al crecimiento, este entorno debería permanecer favorable a la solvencia de las empresas.
En Europa occidental, el crecimiento debería acelerarse debido a las exportaciones que se beneficiarán del impacto positivo de la bajada del euro respecto al dólar y de las inversiones por parte de las empresas. El consumo de los hogares debería conservar una progresión moderada, sostenida por la lenta mejora del mercado de empleo y, de forma más aislada, por un efecto de riqueza ligado al buen comportamiento del mercado inmobiliario. La política presupuestaria general continúa neutra, lo cual, no permitirá ni un relanzamiento significativo de la actividad ni un freno al aumento cada vez mayor de la deuda pública de ciertos países. Las empresas se beneficiarán de un entorno económico más favorable aunque todavía marcado por grandes diferencias según el país.
En Asia donde la actividad se estabiliza, permanecerá como primer polo de crecimiento mundial debido a una gran demanda exterior e interior. El impacto negativo de la subida de los precios del petróleo se ve amortiguado por el mantenimiento de las importaciones de excedentes exteriores y por la fuerte y constante demanda china. A pesar del crecimiento, los márgenes de las empresas chinas se reducen, lo cual mantiene el nivel de impagados en un punto a tener en cuenta. La mayoría de las empresas de la región, enfrentadas a la competencia china, ponen en marcha estrategias de adaptación – subida de gama o deslocalizaciones que deberían permitir afrontar el reto que supone la extrema competitividad de precios chinos.
En Europa central, el crecimiento debería acelerarse en 2006, impulsado bien por las inversiones o por las exportaciones. El reciente periodo ha estado marcado por la entrada, más rápida de lo previsto, de la corona eslovaca en el Mecanismo de Cambio Europeo (MCE2). Este último eleva a siete (comprende también Chipre y Malta) el número de nuevos países miembros de la Unión Europea integrando esta «antecámara» de adhesión a la zona euro. Ello permite anticipar la adopción de la moneda única en dichos países, entre 2007 y 2009. Por el contrario, esta perspectiva no es posible antes del 2010 para los grandes países de la zona (Polonia, República Checa y Hungría) que apenas consiguen reducir sus déficit públicos.
En América Latina, el crecimiento, aunque mantiene un ritmo satisfactorio, se verá reducido por una menor demanda exterior y por precios más bajos de las materias primas. La región obtiene, no obstante, beneficios de políticas económicas más rigurosas. El rápido desarrollo de las exportaciones permite reducir la vulnerabilidad exterior de la mayoría de países de la zona. Pero el año 2006 se verá marcado por numerosos procesos electorales. Su óptimo desarrollo y la resistencia de las economías a eventuales tensiones constituirán un signo de notable solidez del crecimiento del continente.
En el Próximo y Medio Oriente, tras el boom de precios del barril en 2005, la mayoría de las economías petroleras debería continuar beneficiándose de un mercado muy favorable. Las economías de otros países de la región permanecen en general bien orientadas gracias al buen comportamiento del consumo y de las inversiones. No obstante, la región está sometida a una elevada inestabilidad geopolítica.