Cerca del centro comercial que desemboca en el mar, se destaca un antiguo hotel, típica construcción «Belle Epoque», hoy totalmente destruido, que marca que en este lugar algo pasó, o algo dejó de pasar. Asimismo en su limite sur se encuentra una centro de retiros del Opus Dei instalado sobre un predio de aproximadamente 10 ha.
La ventaja y diferencia de Mar del Sur sobre otros balnearios de la costa atlántica es que mar y pueblo son una unidad visual.
Su característica es la de una villa tranquila, sin ruidos ni boliches, típicamente familiar y sin el frenesí adolescente que nunca viene solo. Sin embargo la cercanía con Miramar (bus cada hora) permite a los chicos encontrar un poquito de ruido y a los mayores un buen restaurant, casino, cine o cafecito a sólo 10 minutos de auto.
Se destacan casas de excelente nivel sobre la costa, aunque aún se ven pastar vacas y ovejas. La gente que pasea a caballo deja pasar las 4 x 4, eso si, previo riguroso saludo al más puro estilo campo. Supermercados, carnicerías, almacenes están a disposición para proveer todo lo necesario. No hay excusas para no estar todo el día al sol ni para no hacer un buen asado por la noche. La seguridad está garantizada por un adecuado control del acceso rutero único y una vecindad particularmente amigable e interesada en mantener la esencia del lugar.
Después de hablar con la gente del lugar, Mar del Sur recuerda lo que era José Ignacio para Punta del Este hace 20 o 30 años. Aún se puede disfrutar de una casa cerca del mar a valores razonables. Habrá que preguntarse hasta cuando uno podrá disfrutar de este maravilloso lugar cargado de armonía, belleza y sobre todo descanso asegurado.