Por Gabriela Gayarre, gerente general de Ingram Micro para Argentina y Uruguay
Para buena parte de quienes fueron padres en la década del cincuenta, el ideal de “mi hijo el doctor” era un signo de status y un objetivo a perseguir. Con el boom del deporte como espectáculo, en los años 90 el sueño de los chicos -y también de los padres- se transformó en ser futbolista profesional.
En los últimos veinte años, el mundo vivió transformaciones vertiginosas como nunca antes de la mano de la tecnología. Y a pesar de que, según LinkedIn, en 2017 la oferta de empleos ya es liderada por puestos como desarrollador de software, programador o consultor IT, la sociedad aún no les otorgó a los profesionales de tecnología el lugar del futbolista en la Argentina del Siglo XXI.
¿Por qué es importante escuchar más la frase “mamá, papá, quiero ser programador”? La masificación de dispositivos móviles cada vez más potentes, las inversiones de los gobiernos para volver «smart» las ciudades, el uso de herramientas de Inteligencia Artificial y la inminente automatización de miles de puestos de trabajo indican que la tecnología estará más presente en el día a día. Y con este cambio habrá una oportunidades a aquellos que “corran” junto a la tecnología.
La tecnología y su impacto avanzan más rápido de lo que la sociedad está preparada para asimilar, y mientras miles de adolescentes siguen apostando a carreras tradicionales, Accenture pronostica que el 37% de las tareas que hoy son conocidas serán automatizadas en los próximos quince años.
Por otra parte, una investigación realizada por la Cátedra Regional UNESCO Mujer Ciencia y Tecnología en América Latina; FLACSO Argentina con la Asociación Civil Chicos.net, y con el apoyo de Disney Latinoamérica, indica que 1 de cada tres padres opina que la baja participación de las mujeres en las disciplinas de Ciencia y Tecnología se debe al gusto personal de las niñas y que ellas reciben pocos estímulos en el hogar y en la escuela para interesarse y vincularse con las disciplinas matemáticas y tecnológicas.
Asimismo, según la Cámara Argentina de Software y Servicios Informáticos (CESSI), cada año quedan sin cubrir cinco mil puestos en las áreas de Software y Sistemas. La Fundación Observatorio PyME asegura que siete de cada diez industrias argentinas tiene problemas para reclutar técnicos e ingenieros. Con dos de cada diez jóvenes no estudian ni trabajan, cinco millones de personas desocupadas y cuatro millones con problemas de empleo, cubrir estos puestos es una necesidad.
Para lograrlo es clave generar una revolución cultural que impulse a los jóvenes argentinos a volcarse a la tecnología y liderar una transformación que posicione a Argentina en el Siglo XXI.
Incorporar en todos los niveles académicos, especialmente primarios y secundarios, materias y cursos ligados al conocimiento y la creación de tecnología, resulta clave para dar solución a la demanda de empleos tecnológicos que requiere el mercado y los que seguirá requiriendo en el futuro. Si a esto se suma fomentar el emprendedurismo tecnológico -también desde la temprana edad-, podremos pensar en que los estudiantes estarán más motivados para ver en el mundo IT el atractivo y potencial que conlleva tanto para su vida profesional como personal.
Fundación Sadosky indica que la matrícula de estudiantes de Sistemas está hoy estancada en veinte mil de los cuales sólo se reciben el 20%. Para esta misma organización, la industria demanda exactamente el doble de nuevos profesionales. Si se tiene en cuenta que en países como Estados Unidos el aporte de la economía del conocimiento ronda el 38% del PBI, y en Argentina apenas el 22%, es importante la colaboración público-privada para lograr las transformaciones necesarias.