Allí, los más pequeños podrán ser protagonistas de una verdadera planta procesadora de leche y fábrica de dulce de leche. El recorrido comienza en el mismo tambo, en donde se produce el ordeñe. La leche recolectada se almacena en un camión cisterna que luego pasa a la fábrica para dar comienzo a la producción.
El recorrido de la leche, la pasteurización, la ultrapasteurización, el envasado en sachet, la cocción del dulce de leche, son algunos de los procesos que los niños podrán ver y ser parte.
Además, en línea con los avances tecnológicos, el espacio de La Serenísima cuenta con proyecciones de videos interactivos, juegos en pantalla touch screen, trivias y mucho más.
Y para que los chicos tengan más opciones de entretenimiento, el espacio cuenta también con un laberinto de espejos en forma de remolino de leche, una adaptación de una cocina y una heladera gigante, con productos de La Serenísima, para que jueguen.
“Este lugar es una nueva forma de acercarnos a nuestros consumidores, de una manera creativa pero por sobre todas las cosas didáctica. En La Serenísima, y como parte de una filosofía corporativa de puertas abiertas, estamos en contacto permanente con nuestra gente, mediante el plan de visitas a planta, el programa educativo “La Serenísima va a la Escuela” y ahora, a través de nuestro propio espacio en el Museo de los Niños Abasto”, declaró Nelson Cocino, Gerente de Marketing de La Serenísima.