Durante los últimos 10 años, las empresas que representan la totalidad de la flota privada fluvial y marítima de Argentina, llevan invertidos más de $ 4.000 M, convirtiéndose en uno de los sectores económicos de mayor dinámica e inversión en la región. Esfuerzo que ha permitido reemplazar en forma paulatina a los buques extranjeros que hasta hace unos pocos años transportaban las cargas argentinas de cabotaje.
En apoyo a la política oficial de amarrar los buques viejos, el sector los ha reemplazado por buques con modernas y seguras tecnologías de doble casco y bajas emisiones de contaminante en los motores, tripulados a su vez con trabajadores argentinos cuya actividad se regula por Convenios Colectivos de Trabajo que han sido presentados por los propios gremios como modelos en la OIT.
Actualmente, la actividad genera grandes sumas de dinero por día que son grabadas en su totalidad por el Estado Nacional, aportando fuertes sumas impositivas al país. A grandes rasgos, un buque tanque de tamaño reducido genera alrededor de USD 15.000 por día de ingresos brutos, mientras que una embarcación de mayor tamaño capta USD 30.000 por día.
Dentro de este escenario, de crucial importancia en términos de desarrollo social y económico, la Cámara Argentina de Empresas Navieras y Armadoras (CAENA), agrupa el 85% de las empresas armadoras de Buques y Barcazas Tanque de bandera Argentina; y el 90% de las empresas operadoras de Buques Supply Vessel, en apoyo a las operaciones Off Shore.
Sin ayuda, ni crédito oficial alguno, las empresas socias de CAENA generan alrededor de 1.900 puestos de trabajo directos para tripulantes embarcados, con un sueldo promedio mensual que oscila en los $ 25.000, hecho que las posiciona como uno de los sectores más pujantes y mejores retribuidos del país. Al mismo tiempo, la actividad genera alrededor de 19.000 empleos indirectos relacionados con talleres navales, proveedores marítimos, agencias marítimas, etc.