El auge de la inteligencia artificial generativa ha provocado una avalancha de contenido de baja calidad (AI slop), que erosiona la confianza en plataformas como Google, TikTok y Meta. Ejemplos recientes incluyen respuestas absurdas en Google AI Overview —como sugerir usar pegamento en pizzas— y libros digitales plagados de errores que imitan bestsellers. Según expertos de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), este fenómeno genera saturación, desinformación y una crisis de credibilidad en la red.
Antonio Pita Lozano, investigador de la UOC, advierte que el «ruido digital» —textos vacíos o engañosos— oculta información valiosa y dificulta la navegación. Mientras China y la UE implementan regulaciones como el etiquetado obligatorio de contenido IA (Ley AI Act), Estados Unidos avanza con medidas voluntarias, como marcas de agua digitales.
Silvia Martínez, directora del máster en Social Media de la UOC, alerta que los algoritmos priorizan el engagement sobre la calidad: «Si las plataformas no actúan, los usuarios adoptarán una actitud más escéptica». Un análisis de Harvard Business Review confirma que los recortes en equipos de moderación humana agravan el problema, especialmente en regiones sin regulación robusta.
Aunque la IA podría ayudar a filtrar contenido superficial, los expertos subrayan la necesidad de combinar tecnología con supervisión humana y alfabetización digital. «Sin reglas claras, el remedio puede ser peor que la enfermedad», concluye Pita.