La famosa cadena de pizzerías Kentucky sigue ampliando su familia e inaugura su nuevo local, en la esquina de las avenidas Santa Fe y Coronel Díaz, en Palermo. La apertura es la número veintisiete de una cadena que hoy es la más grande del país con un expertise claro: especialistas en pizza.
Identificados con el barrio: Gran parte de las pizzerias Kentuky están emplazadas en locales muy emblemáticos de cada zona. Así, al estar presente en muy diversos barrios de la ciudad y alrededores, Kentucky hace de la versatilidad su sello, adaptándose a las distintas identidades que cada barrio tiene, aunque sin perder jamás su esencia.
La nueva apertura: En este caso, además de ofrecer la especialidad de la marca, con su gran oferta de pizzas y empanadas en horno a leña, este nuevo local en Palermo abre el juego a otros platos, brinda atención de mozo a la mesa y presenta una ambientación cálida, con estilo de nuevo bodegón porteño. En esta apertura, la carta tiene dos fuertes. El primero y más convocante, la pizza al molde y media masa por la que Kentucky es aclamada por multitudes, con la versión de muzzarella y fugazzeta como estrellas y las empanadas al horno y fritas como complemento.
Luego, como variante, se suman las pastas, con opciones de ravioles de verdura y ricota, ñoquis, y tallarines con albóndigas, elaboradas de forma casera en el local y con salsas a elección. Como plus para comer más frugal,
cuatro versiones de ensaladas: caesar, caprese y de atún con hojas verdes con sus aderezos. Y el broche de oro lo dan los postres, con una carta que suma mousse de chocolate, tiramisú, flan, budín de pan y una espectacular sopa inglesa. Todo, en porciones generosas y a precios igual de tentadores. Además, la sucursal ofrece servicio de cafetería durante todo el día.
El local: diseñando la experiencia: En cuanto al diseño, fue emplazado en un antiguo petit hotel de los años treinta, donde se buscó recobrar la personalidad original en la fachada y sacar el mejor provecho de su gran altura y proporciones. Así se logró un espacio amplio aprovechado en interior y exterior, en el que se destacaron elementos naturales de la construcción como ladrillos, perfiles metálicos y un piso de mosaico en damero. A la vez, se
sumaron otros novedosos como una gran barra de mármol blanco turco con formato antiguo, dos hornos pizzeros a leña de doble altura con los tirajes a la vista especialmente diseñados para el lugar, mesas y sillas de madera de roble claro, detalles y estructuras en hierro y un revestimiento de cerámicos que replican ladrillos esmaltados en blanco y negro.
La iluminación se realizó mediante lámparas colgantes, con plafones antiguos y campanas industriales. Y la cocina, abierta, incorpora materiales como acero inoxidable y cerámicos, al tiempo que permite al público espiar los fuegos y al servicio tener contacto con el movimiento del salón.