El rediseño estuvo a cargo del estudio Fontana, que logró condensar en una síntesis gráfica los principales valores y personalidad marcarios, así como sus próximos pasos. De esta manera, el nuevo ícono -más geométrico y minimalista- simplifica el impacto visual,destacando el nombre de la marca y resaltando así su filosofía y experiencia. Por otra parte, la paleta cromática amplía su versión presentándose en diversos colores corporativos, sin dejar de acercar un mensaje pregnante y con personalidad a través de todos los canales de comunicación.
Hoy el fuerte de la marca es su propio nombre y su filosofía, siendo el contenido dentro del cuadrado su propio isologotipo, que funciona como identificador gráfico que posiciona la marca y refuerza su trayectoria. Al mismo tiempo, se refresca la paleta cromática de identificación corporativa, que permite presentar la marca en varios colores.
“Cumpliendo 26 años en el mercado y habiendo llegado a la suma de 20 millones de pares fabricados y vendidos en Argentina, decidimos regalarnos este refresh de marca y para este acontecimiento colaboró nada más y nada menos que el Estudio Fontana, de la mano de Rubén y todo su equipo logrando, en conjunto el siguiente nuevo logo, señaló Ricardo Fernández Mora, Responsable de Marketing.
“El rediseño identitario se centró en la misión de no construir otro ícono más allá del nombre. Este concepto estratégico anticipó el desarrollo de la propuesta formal y fue definido como eje identitario a partir de un exhaustivo relevamiento de los íconos gráficos del mercado y de un análisis histórico del comportamiento identitario de John Foos.” mencionó Zalma Jalluf, Directora de Fontanadiseño.
El rediseño se propuso entonces, fortalecer la identidad marcaria afianzándola sobre valores y fortalezas propias y desarrollar una programa o sistema que permita la construcción identitaria más allá del isologotipo, en vistas a una expansión territorial que implicaba una internacionalización de la marca. Necesitaban un sistema identitario que los definiera en el espacio y los proyectara en el tiempo. Se definieron criterios tipográficos, cromáticos y fotográficos marcarios, se ajustaron géneros discursivos considerando los comportamientos del código y de la propia audiencia en sus diferentes matices.
La propuesta abarcó el desarrollo de modelos de packs, envases, avisos, intervención marcaria en productos y la elaboración integral del punto de venta, como nudo de contacto con el público y contacto competitivo con el mercado.
La iconización del nombre en blanco y negro, a través de un carácter tipográfico sólido y muy moderno a la vez, posibilita múltiples juegos cromáticos en los fondos y el uso de colores muy brillantes como complemento, generando una imagen fuerte y vibrante.
El proyecto se desarrolló en dos etapas; la primera de análisis, relevamiento y diagnóstico. Y una segunda etapa de proyecto gráfico y rediseño que concluyó con la implementación y producción de una primera parte de la propuesta. Intervinieron diseñadores gráficos e industriales del equipo Fontanadiseño coordinados por sus directores, Rubén Fontana y Zalma Jalluf.