Por: Luiz Meisler, Vicepresidente Ejecutivo de Oracle Latinoamérica
El acceso a la Internet, como espacio casi infinito de información y conocimiento, expresa un acto democrático que comparte la mayor parte del mundo. El flujo de datos en la red fue uno de los aceleradores más importantes de la globalización y de los negocios transnacionales, y su capacidad para conectar personas congrega, según Statista, a unos 4.57 miles de millones de usuarios, el equivalente al 59% de la población mundial.
Desde hace 15 años, cada 17 de mayo se celebra el Día Mundial de la Internet, pero su historia data de mucho tiempo atrás. Su concepto nació en la década del 60, cuando los expertos comenzaron a hablar de “redes intergalácticas”, hasta llegar a una denominación más moderna en los años 80 con “red de redes” y, finalmente, en los 90, acuñar el nombre con el que se la conoce hoy en todo el planeta.
La transformación digital que estamos todavía experimentando se apoya en la capacidad que la Internet desarrolló para, no sólo procesar enormes cantidades de datos, sino además almacenarlos en lo que conocemos como la Nube, que nos exime de contar con servidores “físicos” propios donde albergar nuestra información.
Según Raconteur, la empresa experta en investigación, la información acumulada en el mundo digital para finales de 2020 superará los 44 zettabytes, en comparación con los 4.4 zettabytes generados en 2019. La información inunda ahora, más que nunca, los canales digitales y, según la firma, para 2025 habrá 463 exabytes de datos en el universo virtual.
Si bien el tránsito inexorable de la información a la Nube ha sido un reto para muchas organizaciones, también ha representado una oportunidad única de entender las complejas dinámicas del mercado, para tomar mejores decisiones de negocio. Por eso, las empresas de tecnología tienen la enorme responsabilidad de apoyar y acelerar este proceso de transformación a partir de plataformas y servicios de nube y de análisis de datos, y más ahora, si consideramos la nueva realidad por cuenta de la contingencia.
Son tres escenarios que los expertos, incluido Gartner (compañía consultora y de investigación de tecnologías,) han identificado para ser más competitivos en escenarios de la Nube.
El primero apunta a descentralizar procesos para garantizar una mejor operación. Para esto, las aplicaciones en la Nube permiten a las compañías manejar con eficiencia sus operaciones a través de soluciones contables, financieras, administrativas, de gestión humana, logística y de experiencia al cliente, entre otras, a las que se accede desde cualquier lugar, sin vulnerar las políticas de seguridad de las empresas.
Un buen ejemplo para lograr esta descentralización son los sistemas ERP (Enterprise Resource Planning), que se han convertido en la columna vertebral de muchas organizaciones por el apoyo que prestan a la contabilidad, procesos de fusiones y adquisiciones, recursos humanos, proyectos y otras actividades, con la cualidad principal de permitir el trabajo remoto de los colaboradores.
Herramientas como ERP son clave, además, para administrar los incrementos importantes en las operaciones. Por ejemplo, cuando el consumo a través de canales digitales (o de comercio electrónico) advierte un pico, se debe responder de manera eficiente y garantizar una gran experiencia a los clientes, porque no sirve de mucho tener una vitrina llamativa si el almacén está en desorden y retrasa la entrega de los productos. Es crucial, entonces, conocer con certeza el inventario y estar al tanto de los movimientos y procesos. Esto es posible a través de soluciones como los ERP basados en la Nube, que permiten un funcionamiento sin disrupciones entre el front office y el back office.
Por otro lado, las tecnologías emergentes como Inteligencia Artificial, Internet de las Cosas y Machine Learning propulsan mejores prácticas de estandarización, sistematización y automatización. A partir de estas herramientas, la innovación resulta clave para lograr un rendimiento consistentemente superior.
Por último, avanzamos hacia las experiencias autónomas. Actualmente, resulta imperativo que las empresas, sin importar su tamaño o ubicación geográfica, adopten Nubes más evolucionadas, diseñadas para garantizar la eficiencia, la continuidad del negocio y, especialmente, la seguridad de la información. Para dar este paso, los equipos de tecnologías de la información (IT) pueden adquirir un rol más estratégico dentro de las empresas al ser responsables del trabajo operativo de configuración, monitoreo y mantenimiento de la Nube. Entre las principales ventajas de adoptar una nube de segunda generación, se destacan la capacidad para mitigar el error humano y reducir costos, dos aspectos fundamentales si se tiene en cuenta que, para 2025, habrá 600 veces más datos confidenciales compartidos en la Nube y un fuerte aumento en amenazas de ciberseguridad.
Sin duda, la Internet nos ha permitido cambios profundos relacionados a cómo nos comunicamos y en cómo operan las organizaciones. A través de la evolución de las tecnologías de la Nube, la red continúa su proceso de maduración y da cada vez más lugar a las capacidades estratégicas y analíticas del talento humano. Sin dudas, los temas cruciales que deben formar parte de las agendas de las juntas directivas.