El reinado del videojuego está lejos de terminar. Se camufla, se transforma, cambia de soportes, se nutre de nuevas tecnologías, muta, pero su esencia trasciende.
En términos teóricos, la cultura del videojuego tiene aún mucho para dar. “El término “gamification” encierra un nuevo fenómeno considerado como la próxima gran tendencia en términos del llamado “social engagement”, afirman Javier Delgado y Pablo Bendersky, socios directivos de Quadion, en este caso, aplicado a la incidencia de la tecnología en el comportamiento humano.
Concretamente, gamification es un proceso por el cual se utiliza la dinámica del videojuego para captar la atención y el compromiso de las personas o usuarios para otros propósitos diferentes al de un juego.
“Filosóficamente, se trata de retomar la idea base del videojuego como motor para la acción: en vez de estar estructurado alrededor del concepto de castigo y negatividad, lo que mueve a jugar es un objetivo sencillo: la promesa del premio y el placer por una buena performance” apuntan los directivos de Quadion.
El incentivo positivo que subyace a la idea del videojuego se puede extrapolar entonces como estrategia para mejorar el comportamiento humano o bien dirigirlo a ciertos fines puntuales.
De hecho, cada vez más estudios prueban que el dinero no necesariamente es el incentivo indicado para generar determinados comportamientos en ciertas personas. De hecho, el status o el reconocimiento pueden ser grandes motivadores para influenciar a las personas a llevar a cabo un objetivo. Bien lo sabes quienes estudian estrategias para mejorar el rendimiento de los Recursos Humanos.
Como ejemplos, Delgado y Bendersky citan: “El mundo de los negocios abraza estrategias vinculadas a gamification: desde los sistemas de recompensa, puntos y millaje de tarjetas de crédito, pasando por sistemas de trackeo personalizados como NIKEID hasta la recolección de “badges” o premios por geolocalizarse en una de las estrellas del momento, Foursquare, la idea es la misma, premiar fidelidad o desempeño positivo”
En un mundo que se queda sin nuevas estrategias a la hora de generar cambios en determinados campos –y no solamente para los negocios, también para la política, la educación o la salud- la innovación que viene de la mano de importar una dinámica de comportamiento tecnológica puede ser útil para concretar los cambios esperados.
“En muchos ámbitos educativos se están aplicando lógicas vinculadas a gamification para lograr incentivos positivos funcionales a los objetivos de aprendizaje, pero pueden pensarse más, como sistemas de premios para quienes respetan las normas de tránsito, o también para inculcar deberes cívicos o ciudadanos o para modificar hábitos alimenticios o saludables o bien políticas sanitarias de diversa índole” concluyen los directivos.