Por Javier Ailbirt – CEO de TheEye
En 2019 Argentina tuvo un nivel de riesgo de lavado de activos y financiamiento del terrorismo del 6,50, lo que lo ubica en el puesto #22(). No es casualidad que, según datos de un estudio de PWC (*), en Argentina el 44% de las empresas encuestadas aumentarán las inversiones para combatir el delito o que el 73% tiene como principal problema la malversación de fondos. El lavado de dinero es un delito organizado, transnacional y complejo. Tanto en los servicios financieros como en retail, toma especial relevancia el fraude y los delitos informáticos por parte del consumidor.
Ésta es una problemática latente para las organizaciones que se puede prevenir mediante soluciones de automatización que realicen detección proactiva y monitoreo continuo para la mitigación de riesgo, además de automatizaciones simples que alivianan la carga operativa de los analistas, justamente para que puedan enfocarse en realizar un buen análisis.
Existen 4 procesos que son clave automatizar en el sector de finanzas, seguros, banca y retail:
1- Prevención de Lavado de Activos: se trata de una automatización que identifica, dentro de la actual o potencial cartera de clientes, a aquellos que están relacionados con actividades criminales, como el lavado de activos, y otros delitos, como ser el tráfico ilícito de drogas, trata de personas, terrorismo, corrupción, secuestros, entre otros. (Ley 25.246, sus modificatorias y complementarias). De no controlarse, además del riesgo reputacional, puede convertirse en un gran dolor de cabeza: penalidades operativas o multas económicas elevadas. A su vez, la Prevención de Lavado de Activos colabora en el proceso de on boarding de nuevos clientes, lo que lo hace más ágil, eficiente y permite ahorrar tiempo y esfuerzo.
Esto alimenta el motor de decisión para analistas de negocios sobre la apertura de cuentas, otorgamiento de créditos, etc., acelerando la respuesta al mercado (time to market). Hay dos caminos de acción. Por un lado, buscar a la persona en los portales requeridos por la regulación del país. Por otro lado, vincular el software que notifica sobre nuevos individuos sospechados con la base de clientes de la empresa. En nuestra experiencia, este tipo de automatizaciones además de agilizar tiempos de on boarding y procesamientos en grandes volúmenes, permite a los analistas poner foco en el 10% de los casos que requieren tratamiento especial y utilizan su tiempo liberado para tareas de mayor valor que hagan crecer a su compañía.
2- Persona Expuesta Políticamente: se trata de la identificación entre los clientes de personas físicas que cumplen con determinadas características o a quién se le han confiado funciones públicas, ya sea en el país como en el extranjero, como por ejemplo, los escribanos, que en algunas jurisdicciones como en el caso de Argentina – UIF, hay que informar por el potencial peligro, sus cambios de estado. Esta puede ser una tarea 100% automatizada y libre de errores.
3- Control de presentación de regímenes para industria bancaria: es la automatización de la presentación de regímenes informativos al BCRA, con el fin de mitigar el riesgo de incumplir con la adecuada presentación que puede devenir en un alto impacto económico mediante una inhibición operativa, sanción económica y riesgo reputacional. Permite contar con un estado real de las presentaciones al ente, seguimientos y vencimiento de los regímenes. Y a la par, dar visibilidad a los usuarios a través de alertas y calendarios, informar los progresos a directores mediante KPI’s relevantes y liberar tiempo a los analistas para tareas de valor como el enfocarse en métricas de cumplimiento o mejorar la visión de análisis de normativas.
4- Auditorías sujetas a multas exigidas por Superintendencia (SSN): se automatizan las auditorías que realiza la SSN de forma tal que pueda mantener el cumplimiento normativo y corregir los desvíos antes de que se vuelvan un problema.
Estas automatizaciones además de alivianar la carga de trabajo,liberan tiempo y hacen más eficientes los procesos en el área de riesgo, disminuyendo el costo del error y también el costo de oportunidad. De esta forma el negocio también gana insensibilidad a volumen de operaciones, algo trivial para el mundo digital, y flexibilidad para adaptarse a las regulaciones.