En su código de ética vigente desde 2006, FOPEA recomienda evitar la publicación de suicidios, a menos que se trate de casos de ostensible valor informativo. Según los especialistas, ese tipo de decisión, entre los jóvenes, suele llevar a la imitación.
ASFCA, en 2010, emitió un informe sobre el tratamiento de este tema, y en relación a la epidemia de suicidios define: «Se registra frecuentemente entre jóvenes, frente a un suicidio en el ámbito de la escuela ó del barrio, o bien cuando los medios de comunicación le dedican especial atención, todo lo cual favorece su imitación entre los allegados».
Por su parte, la organización no gubernamental ANDAR, de Uruguay, provee una serie de sugerencias para el tratamiento periodístico de situaciones extremas como esta. Entre otras consideraciones, recomienda evitar la palabra suicidio en los titulares, y que al momento de difundir la noticia, se acompañe con información sobre las alternativas de atención que dispone la sociedad para atender esta problemática (hospitales públicos, centros de atención sanitaria, etc.).
Como señaló FOPEA en ocasiones anteriores, la dimensión ética de la información debería ser la base de la tarea de informar, considerando la importancia que tiene para los ciudadanos. Hasta que los medios y sus periodistas no asumamos ese desafío será muy difícil que comprendamos, asumamos y nos concienticemos sobre la responsabilidad social que implica el manejo de la información como bien social.