Esta histórica reunión, auspiciada por Estados Unidos, marca el inicio de la 32ª Reunión Consultiva del Tratado Antártico, en la ciudad de Baltimore del 6 al 17 de abril. Cerca de 400 diplomáticos, directores de programas del Antártico y expertos en logística, junto con científicos polares de 47 países, examinarán cuestiones como la protección del medio ambiente, la ciencia polar y el turismo.
Calificando a la Antártida de «uno de los lugares más remotos, hermosos y peligrosos del planeta», la secretaria de Estado Hillary Rodham Clinton pronunció el discurso de apertura de la reunión conjunta, el 6 de abril.
«La Antártida es importante para el ser humano para comprender nuestro planeta y nuestra capacidad de anticipar y mitigar los cambios causados por el calentamiento global», dijo. «El colapso [el 4 de abril] de un puente de hielo que aguantaba la plataforma de hielo Wilkins en la Antártida, nos recuerda que el calentamiento global ya ha tenido enormes efectos en nuestro planeta y no tenemos tiempo que perder para hacer frente a esta crisis».
Clinton agregó que se necesita también prestar atención al Ártico, y dijo: «Me complace mucho que la administración Obama haya dejado claro que estamos comprometidos a trabajar con ustedes y dirigir nuestros esfuerzos hacia el progreso en Copenhague para tomar medidas conjuntas en nombre de nuestra respuesta al cambio climático mundial».
Las Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (la 15ª Conferencia de las Partes), organizada por Dinamarca, tendrá lugar en Copenhague del 7 al 18 de diciembre con el objetivo de redactar un abarcador acuerdo mundial sobre el clima para el período que comienza en 2012, año en que se vence el primer período de compromiso del Protocolo de Kyoto. Ministros y funcionarios de 192 países participarán en la conferencia.
La reunión de Baltimore tiene lugar en el 50 aniversario de la firma del Tratado Antártico y en la conclusión del Año Polar Internacional 2007-2009, una actividad de investigación polar en la que participaron científicos de más de 60 países.
Las iniciativas de Estados Unidos que se presentarán en la reunión incluyen propuestas para limitar el tamaño de los buques de pasajeros que puedan desembarcar en la Antártida y para establecer normas más estrictas de utilización de los botes salvavidas a bordo de los buques turísticos que visitan el continente austral.
El Consejo Ártico es un foro intergubernamental de alto nivel que se estableció en 1996 para fomentar la cooperación, coordinación e interacción entre los países del Ártico, con la participación de las comunidades indígenas del Ártico y demás habitantes), en lo relativo a las cuestiones del Ártico, entre éstas el desarrollo sostenible y la protección del medio ambiente.
Los estados miembros del Consejo Ártico son: Canadá, Dinamarca (incluidas Groenlandia y las Islas Faroe), Finlandia, Islandia, Noruega, la Federación de Rusia, Suecia y Estados Unidos. Los participantes permanentes del Consejo del Ártico son las organizaciones de los pueblos indígenas del Ártico. La presidencia del Consejo rota cada dos años. Dinamarca ocupa la presidencia de 2009 a 2011.
El Tratado Antártico, firmado en 1959, en Estados Unidos, por 12 países, comienza de la siguiente forma: «Reconociendo que es en interés de toda la humanidad que la Antártida continúe utilizándose siempre exclusivamente para fines pacíficos…»
El Tratado garantiza la libertad de investigación científica en el continente austral, y los protocolos del mismo prohíben actividades como la exploración de petróleo, gas y minerales. El tratado fue el primer acuerdo multilateral de control de armamentos, puesto que prohíbe las explosiones nucleares y las actividades militares en esa zona.
Los miembros originales, denominados países consultivos, fueron: Argentina, Australia, Bélgica, Chile, Francia, Japón, Nueva Zelanda, Noruega, Sudáfrica, la ex Unión Soviética, el Reino Unido y Estados Unidos. El tratado entró en vigor el 23 de junio de 1961.
En mayo de 2000, dieciséis países más firmaron el tratado y realizaron investigaciones científicas en la Antártida, a saber: Brasil, Bulgaria, China, Ecuador, Finlandia, Alemania, India, Italia, Holanda, Perú, Polonia, la República de Corea, España, Suecia, Ucrania y Uruguay. Rusia mantuvo los privilegios y responsabilidades como firmante establecidos por la antigua Unión Soviética.
Desde entonces, otros 18 países se han adherido al tratado: Alemania, Austria, Bielorrusia, Canadá, Colombia, Cuba, la República Checa, la República Democrática de Corea, Dinamarca, Estonia, Grecia, Guatemala, Hungría, Papua Nueva Guinea, Rumanía, la República Eslovaca, Suiza, Turquía y Venezuela. Se comprometen a cumplir el tratado y pueden asistir a reuniones consultivas en calidad de observadores.
Las 46 naciones del Tratado Antártico representan aproximadamente dos tercios de la población del mundo.
El tratado establece la Antártida como una zona de paz. Prohíbe «cualquier medida de carácter militar», incluyendo los ensayos de armas, y prohíbe las explosiones nucleares y la eliminación de residuos radiactivos. El tratado estipula un derecho de inspección sobre el terreno de todas las estaciones e instalaciones en la Antártida para asegurar el cumplimiento de sus disposiciones.
Para lograr estos propósitos, el Tratado Antártico atiende las cuestiones jurídicas y políticas relativas a las reclamaciones de soberanía territorial en la Antártida. En él se establece que ningún acto o actividad que se realice mientras el tratado esté en vigor constituirá la base de una reclamación territorial.
Siete países -Alemania, Argentina, Australia, Chile, Francia, Nueva Zelanda, Noruega y el Reino Unido- han reclamado partes de la Antártida. Un sector sigue sin reclamos.