Los caballos fueron siempre un tema central para Claudio Barragán, quien desde muy chico se dedicó a la pintura, siguiendo los pasos de su padre Julio y su tío Luís, dos maestros de la pintura argentina. Sin embargo, su primera exposición de escultura fue en 1992. Sus obras son realizadas en maderas ensambladas con la técnica que los viejos carpinteros de la ribera utilizaban para construir los cascos de sus barcos. Convencido de haberse alejado de la línea de trabajo de la familia, descubre con asombro que sus antepasados se dedicaban a la talla y la imaginería en Soria (España) desde el siglo XVII.