Por Maximiliano Miodowski, Gerente de Tecnología EXO
Hace ya unos años que se habla de las impresoras 3D y, si bien la mayoría de las personas vimos algún producto impreso por éstas, aún es una tecnología que podría ser mucho más aprovechada en la industria, donde significaría contar con una herramienta para mejorar los procesos.
Estos equipos capaces de fabricar objetos tridimensionales desde archivos digitales con distintos materiales como plástico, metal y cerámicos, entre otros, permiten optimizar los procesos de fabricación, ya que hacen posible la producción de piezas a medida, reduciendo costos y abriendo un campo enorme para la creatividad e innovación. En general, se utilizan para la impresión de piezas plásticas que pueden resultar de utilidad para prototipado de proyectos, diseño, desarrollo, modelismo, juguetes o incluso técnicas médicas.
De esta manera, las pequeñas y medianas empresas tienen la posibilidad de reducir tiempos y costos, haciendo pruebas o cortas tiradas de producción que resulten más prácticas y convenientes. Esto significa mayor eficiencia, brindando la posibilidad de ser más competitivo en el mercado. Por otro lado, las impresoras 3D permiten experimentar distintos tipos de producto sin necesidad de hacer una fabricación masiva, con la posibilidad de validar diseños y modelos para poder visualizar cuál es el que da mayores resultados. También habilita a las pymes a ofrecer producciones reducidas o productos personalizados.
A pesar de los beneficios mencionados, no todas las impresoras 3D son iguales: No se debe utilizar para el mismo fin una impresora doméstica construida por aficionados que una impesora de uso profesional para uso industrial o de diseño. Las pymes deberán evaluar la opción que mejor se adapte a sus necesidades y considerar que cuenten con características clave para su adecuado funcionamiento, alguna de ella podrían ser:
- Robustez: para que sea una herramienta duradera y capaz de funcionar prolongados intervalos sin interrupciones. Es aconsejable encontrar una contextura industrializada ausente de piezas estructurales impresas, cableados expuestos o placas electrónicas visibles.
- Cabinado: Permite un control más preciso de la temperatura de ambiente de impresión, lo que resulta en impresiones más controladas y confiables.
- Seguridad: Para un uso seguro podría contar con funciones como llave de encendido bipolar con protecciones de sobrecarga, botón de interrupción, parada de emergencia y puertas con cerradura.
- Filtrado de gases: para depurar las emanaciones producidas por la impresión habitualmente se utilizan filtros de carbono. De esta manera permite utilizar todo tipo de material incluso aquellos que despiden gases tóxicos, ya que los mismos se emanan neutralizados y no representan un problema para el operador.
- Dos o más extrusores: para brindar la posibilidad de combinar dos materiales o colores diferentes.
- Software amigable o intuitivo: para que la instalación e impresión la pueda hacer cualquier persona de la empresa, aún sin grandes conocimientos.
- Funcionamiento autónomo: para agilizar el trabajo. Se consigue con una computadora embebida y conectividad Wi-Fi.
En concreto, ¿realmente una pyme puede sacar provecho de una impresora 3D? Definitivamente, sí. Es una forma accesible de crear e innovar para ir más allá con el negocio y una real oportunidad para mejorar los procesos y alcanzar la eficiencia tanto operativa como de costos.