Este film, con guión y dirección de Subiela, acaba de rodarse en las mismas instalaciones del propio teatro, e intenta transgredir los marcos habituales de un documental informativo, creando un espacio cinematográfico en el que parecen haberse roto las fronteras escenográficas, donde los actores, los bailarines y los títeres transitan los ámbitos del teatro como si se hubieran escapado de los escenarios porque todo el edificio es un gran decorado, un escenario sin fronteras que se reinventa todo el tiempo alimentado por la energía de los espectadores de la gran ciudad.
“Me gratificó el recopilar los testimonios de empleados que están desde hace 40 años en el teatro y contemplar cómo cuidan y valoran cada elemento del Teatro como algo que les pertenece… Creo que pocos argentinos tienen noción de lo que es el Teatro San Martín, y me siento orgulloso de poder contribuir a que lo descubran y sientan el mismo orgullo que sentimos esos antiguos trabajadores del Teatro, y yo”, sostiene Eliseo, quien en este 2014 también está cumpliendo 20 años de un proyecto personal que ya lleva dos décadas de éxito.
La Escuela Profesional de Cine y Artes Audiovisuales, fundada y dirigida por el propio Eliseo Subiela, ya cuenta con 500 egresados de varios países, a pesar de estar físicamente ubicada en el barrio de Belgrano.
“Cuando los alumnos se gradúan en nuestra Escuela tengo la sensación del deber cumplido. Siento un gran orgullo cuando tomo conciencia de que un alto porcentaje de los equipos técnicos de mis últimas películas está integrado por egresados de mi Escuela. En todos los rubros. Son profesionales que hemos contribuido a formar, en todos los rubros, y ahora los ves en acción. De hecho en el documental de los 70 años del Teatro San Martín, el equipo de trabajo estuvo conformado casi en su totalidad por alumnos y egresados de la escuela”, dice Eliseo, quien en su relato deja vislumbrar el amor a la profesión elegida: “Trato de contagiarle a los alumnos un “bien incurable” como es el amor a un lenguaje artístico único. Intento aportar a una vocación y a una sólida base profesional. Y concluye: “Hacer cine es uno de los trabajos más maravillosos, pero hay que hacerlo bien. El “talento” es un don que no se aprende, pero el oficio necesario para hacer visible ese talento, sí”.
http://www.escueladecinesubiela.com/
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