“En América del Sur tenemos la chance de cambiar la civilización, pero necesitamos una estrategia regional de biocombustibles”. Así lo indicó hoy Roberto Rodrigues, coordinador del Centro de Agronegocios de la Fundación Getulio Vargas, durante una conferencia ofrecida en el XVIII Congreso Nacional CREA 2007, realizado en la ciudad de Córdoba.
“Pero es una estrategia que tenemos que hacer hoy, para no llorar después por haber perdido la oportunidad y que nuestros nietos nos reclamen no haber hecho nada al respecto”, añadió Rodrigues, quien se desempeñó como ministro de Agricultura, Ganadería y Abastecimiento de Brasil en el período 2002-2006.
“En los trópicos vamos a tener biocombustibles y agroenergía, porque tenemos sol, tierra y gente joven preparada. Vamos a generar un cambio en la geo-economía agrícola mundial; vamos a cambiar la economía mundial, pero para eso necesitamos crear un mercado de biocombustibles”, apuntó el dirigente brasileño.
“Necesitamos un gran mercado productor de biocombustibles para que aparezca una gran demanda. Con Brasil solo esto no va a suceder. Existe el potencial para que haya un mercado, pero se necesita más países productores. Este año en Brasil la producción de caña de azúcar creció un 7% y los precios de cayeron en más de un 35%, y esto porque no hay mercado para absorber esa sobreoferta”, explicó.
“En Brasil el 18% de la población vive en el campo, mientras que en EE.UU. la población rural es del 2%. En Brasil somos muchos en el campo, y cuando aparezca la próxima fase bajista de precios (de los commodities) seremos seguramente muchos menos los que vivamos del campo, porque la agricultura no quiebras, pero sí los agricultores. Por esto necesitamos defendernos, para tener la capacidad de resistir cuando llegue la caída de precios”, argumentó.
“Siempre observé como algo preocupante que se haya podido crear toda una civilización sobre la base de un producto finito, no renovable y manejado por unas pocas empresas. Pero las compañías petroleras se han dado cuenta de que si mezclan bioetanol con combustibles fósiles, su imperio va a durar mucho más tiempo”, indicó Rodrigues.
“Hay mitos que son mentiras, pero terminan pasando como verdades porque se repiten todos los días. El otro día fui a dar una conferencia en Nueva York, y al terminar la exposición, una chica me dijo que tenía una amiga en Brasil que le había dicho que el etanol genera corrosión en los motores, le contesté que eso no era cierto; luego me dijo que su amiga le había dicho que los motores a etanol tenían problemas para funcionar con bajas temperaturas; le contesté que era un inconveniente que se había solucionado hace ya mucho tiempo”, relató.
“Pero el mito más duro es que los biocombustibles compiten con la oferta de alimentos; esta es una mentira mala, porque la disponibilidad de tierras en el mundo es enorme. Brasil tiene 282 millones de hectáreas en producción, mientras que aún tiene más de 100 millones de hectáreas que podrían entrar en producción. Brasil puede multiplicar por siete la superficie dedicada a caña de azúcar (insumo base para producir etanol en el vecino país) y aún tendría una gran superficie para seguir incrementando el área de producción de otros granos”, comentó.
“También se dice que estamos destruyendo el Amazonas para producir caña de azúcar, pero esto es una estupidez agronómica, porque la caña de azúcar no se puede productor en la región amazónica (la producción de caña se concentra en los estados del sur del Brasil)”, indicó el ex funcionario brasileño.