El 15 de septiembre se celebra el Día Mundial del Linfoma . Es una iniciativa de la Lymphoma Coalition para incrementar el conocimiento sobre el linfoma, permitiendo reconocer los síntomas y un diagnóstico precoz.
El linfoma es el quinto tipo de patología oncológica más común a nivel mundial, y el primero en adultos jóvenes de entre 20 y 35 años. Cada año, unas 20 personas por cada 100 mil habitantes de nuestro país lo padecen. Sin embargo, pocos son los que conocen de qué se trata en realidad esta enfermedad.
El linfoma es un crecimiento anormal de células malignas en el sistema linfático, que a su vez provoca un crecimiento anormal en los ganglios. Por lo general, se presentan en el cuello, las axilas y la ingle.
Diagnosticar un linfoma en sus comienzos puede ser difícil, ya que sus síntomas – como cansancio, fiebre e inflamación de los ganglios linfáticos – pueden confundirse fácilmente con enfermedades comunes como gripe o mononucleosis. También puede ser difícil de detectar porque a veces la inflamación del ganglio no se produce, pero sí hay un cansancio inusual, mucha traspiración, pérdida de peso, fiebre nocturna y picazón o tos persistentes. Otras veces sólo se da la hinchazón indolora del ganglio, y en otros casos, los síntomas aparecen combinados.
Si no son tratados a tiempo, algunos tipos pueden tener consecuencias fatales en un plazo de seis meses. Cada año mueren en el mundo aproximadamente 200.000 personas como consecuencia de la enfermedad y son diagnosticados unos 350.000 nuevos casos.
Los dos grandes tipos de linfoma son los Hodgkin – de características malignas – y los No Hodgkin. Estos últimos – que afectan a los glóbulos blancos llamados “linfocitos” – son los de menor gravedad y también los más comunes.
La consulta temprana al médico resulta fundamental para realizar un diagnóstico lo más rápido posible y detectar el linfoma en un estadio precoz, lo que aumenta las posibilidades de cura en las enfermedades oncológicas. De todas formas, se trata de un tipo de enfermedad con muy buena respuesta a los tratamientos. La mayoría de las veces, el diagnóstico es quirúrgico y en un 70 por ciento de los casos el paciente resulta curado.
Cada linfoma tiene un tratamiento diferente, pero los tratamientos convencionales ahora incluyen diversos regímenes de quimioterapia, radioterapia e inmunoterapia, o combinaciones de dichos tratamientos, dependiendo del paciente y su contexto. Cabe destacar que el Hematólogo- Oncólogo es el profesional idóneo y capacitado para encabezar el tratamiento interdisciplinario de la patología
Como toda enfermedad oncológica, es importante la información, contención, el apoyo al paciente y a su familia. En ONCOSALUD ofrecemos diferentes alternativas, apoyo psicológico durante todo el proceso de la enfermedad, charlas en centros de salud y explicamos a los pacientes cómo tratarse una vez diagnosticados. Cuando no pueden acceder a la medicación, asesoramos sobre la gestión.
RED DE MEDICACION ONCOLOGICA: bajo la Ley de Trazabilidad, la red de medicación adelanta los tiempos de tu tratamiento, previo autorización del BANCO DE DROGA o de OBRA SOCIAL para garantizar la continuación de tu esquema medico