Bajo el lema «La sangre nos conecta a todos», Miriam María Méndez, Jefa del Servicio de Hemoterapia del Hospital Alemán informa sobre la importancia de donar sangre en el marco del Día Internacional del Donante de Sangre, a celebrarse el 14 de junio.
Cotidianamente, gracias a la contribución voluntaria y desinteresada de los donantes, es posible ayudar a aquellas personas que reciben tratamiento y se recuperan por la donación de sangre: con una simple donación se puede ayudar a tres ó cuatro personas.
Sin embargo, el acceso a suficiente sangre y productos sanguíneos seguros sigue siendo un problema que merece mucha atención: es prioridad concientizar a la población sobre la necesidad de donar sangre con regularidad debido a que los componentes de la sangre tienen un período de conservación breve.
¿Qué se hace con la sangre donada?
En primer lugar, la sangre es estudiada mediante pruebas inmunohematológicas y de laboratorio para detectar infecciones transmisibles por transfusión. Luego es fraccionada para producir hemocomponentes que son utilizados en diversos tratamientos médicos.
¿Qué es producir hemocomponentes?
Consiste en fraccionar y separar en bolsas estériles la sangre obtenida a partir de una donación (450 ml), a través de procesos de centrifugación. Se obtienen así diferentes componentes sanguíneos que son almacenados y luego transfundidos de acuerdo a la necesidad y según la indicación médica en cada paciente.
¿Cuáles son los componentes necesarios para transfundir?
– Glóbulos rojos: Son hemocomponentes que transportan oxígeno a las células del cuerpo. Las transfusiones de glóbulos rojos se utilizan para tratar las anemias, como tratamiento en las leucemias, distintos tipos de cánceres, enfermedades crónicas, y como soporte transfusional en cirugías cardiovasculares, traumatológicas, ginecológicas, en trasplantes, en hemorragias producidas durante los partos y en el cuidado de patologías pediátricas. Las unidades de glóbulos rojos se pueden conservar hasta 42 días a 4° C.
– Plasma: Es la porción líquida que contiene las sustancias necesarias para la coagulación sanguínea; además transporta la albúmina, una proteína que ayuda a mantener el agua del plasma en una proporción equilibrada, y las inmunoglobulinas o anticuerpos encargados de la defensa del organismo frente a las infecciones. Los factores de coagulación, presentes en el plasma fresco congelado, son imprescindibles para evitar las hemorragias, por lo que se transfunde en pacientes con trastornos de la coagulación o en procedimientos quirúrgicos con gran sangrado.
Además el plasma es la materia prima necesaria para elaborar medicamentos hemoderivados a partir de las proteínas que contiene. Se emplean para el tratamiento de defectos de la coagulación, como la hemofilia, alteraciones del sistema inmune, quemaduras severas, algunas enfermedades de origen neurológico, trasplantes, prevención contra el tétanos, entre otros. Las unidades de plasma pueden conservarse a -20° C, durante 1 año.
– Plaquetas: Son hemocomponentes necesarios para detener las hemorragias; su uso es muy importante en las enfermedades hematológicas y oncológicas, en intervenciones quirúrgicas complejas y en trasplantes de médula ósea. Cumplen un papel muy importante en el control de las hemorragias formando un tapón que limita la pérdida de sangre hasta la formación del coágulo definitivo. Las unidades de plaquetas se conservan a 22° C, durante 5 días.
– Crioprecipitados: Se obtienen a partir del plasma fresco congelado, y contienen algunos factores de la coagulación como factor VIII, factor Von Willebrand, fibrinógeno, factor XIII y fibronectina, también fundamentales en el control de las hemorragias. Estos hemocomponentes posibilitan un sinnúmero de tratamientos tanto médicos como quirúrgicos. Se indican en intervenciones complejas como trasplantes hepáticos, cirugías cardiovasculares y para detener sangrados en la asistencia de pacientes con múltiples traumatismos. Las unidades o bolsas que contienen estos componentes sanguíneos, se conservan a –20°C durante 1 año.
Donar sangre solo cuando hay una emergencia, ya es tarde: La sangre debe ser sometida a pruebas y procesos y sólo es posible garantizar existencias de sangre segura en cantidades suficientes mediante donaciones regulares efectuadas por donantes de sangre voluntarios y habituales. Con su contribución desinteresada, los donantes voluntarios de sangre permiten salvar millones de vidas humanas y aumentan la esperanza y la calidad de vida de los pacientes.
«Donar sangre es una necesidad porque sin sangre no hay vida y sólo el ser humano la fabrica», concluyó Méndez. «Por eso, donarla con regularidad garantiza la calidad, seguridad y disponibilidad de sangre y productos sanguíneos para quienes la necesitan».
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