El sabor del encuentro nació una Noche de Brujas, el 31 de octubre de 1890. Por eso, para su 125 aniversario, Quilmes decidió vincularse con el género del terror motivando a las personas a vivir experiencias paranormales con amigos porque “se tiene menos miedo cuando se está acompañado”. En el marco del Mes del Terror, D’arriens, empresa especializada en la adquisición y segmentación de audiencias, acompañó a Quilmes con la creación de «Photo Booths del Terror» donde las personas ingresaban para sacarse una foto para inmortalizar el momento, y a cambio, se llevaban una vivencia inolvidable. Se trató de una acción de marketing de experiencias que consiguió reforzar aún más el vínculo de la cervecería con su público.
“Lo más interesante del Photo Booth del Terror fue el factor sorpresa: ingresar y no saber qué iba a pasar. Los participantes entraban pensando que únicamente se iban a sacar una foto, pero nunca hubiesen imaginado que iban a ser sorprendidos por espíritus que iban a interactuar con ellos”, señaló Giuliano Casco, Director de Marketing de Experiencias de D’Live. “Fue una experiencia multisensorial, con tecnología de punta que no se había aplicado antes en Argentina para este tipo de acciones. El Photo Booth combinaba proyecciones de hologramas, controladores basados en arduino y controladores con tecnología robótica”, continuó Casco.
Durante el Mes del Terror, más de 800 participantes ingresaron al Photo Booth, se tomaron fotografías y las compartieron en sus redes sociales, logrando una gran viralización.
Desde mediados de octubre hasta el 17 de noviembre D’arriens se sumó al festejo de Quilmes por su 125 aniversario con Photo Booths instalados en los bares más concurridos de CABA y GBA incluyendo: Temple Bar, Liquid, Moliere, Johnny B Good, Club de las Milanesas (Cañitas y San Isidro), y La Fragata, entre otros. La actividad fue libre y gratuita para todos los clientes de dichos establecimientos.
Ante la buena recepción del público, la “experiencia de terror” también se extendió a los principales supermercados de CABA y GBA. Allí se instalaron punteras con espejos para impactar a los clientes que transitaban por las góndolas de bebidas alcohólicas: al acercarse para tomar una Quilmes, el comprador era sorprendido por un grito en el espejo seguido del spot de la Casa del Terror. Al mismo tiempo, había parlantes de audio direccionado, que simulaban “la voz de la conciencia”, y que trasmitían mensajes que únicamente podían escuchar las personas que se acercaban a llevarse una Quilmes. Nadie más podía percatarse de lo que estaba pasando.