Todavía no se le da a esta patología la importancia que merece, apelando generalmente a tratamientos hogareños, muchas veces con resultados negativos y hasta catastróficos. El desconocimiento sobre esta afección hace que quienes la padecen pierdan un tiempo precioso y mucho dinero en productos publicitados. Es habitual recurrir a una cosmetóloga no profesional, o seguir métodos curativos sugeridos por algún «compañero del colegio». Se observan a menudo lesiones cicatrizales indelebles provocadas por topicaciones prolongadas de zumo de limón con exposición a la luz solar, o por la práctica errónea de «apretar los granos». Esta patología, en ciertas ocasiones, constituye el reflejo de afecciones orgánicas subyacentes de severidad, lejos de significar una simple dermatosis.
Durante la adolescencia, la sobredimensión de lo estético convierte al acné en un detractor de la autoestima. Muchos adolescentes, se ven paralizados emocionalmente por este problema y presentan dificultades para interrelacionarse con sus pares. La terapéutica instaurada a tiempo reduce e incluso previene secuelas irreversibles.
La palabra acné data del 600 AC y su primera aparición escrita se atribuye a Aetius Amidenus, médico del emperador Justiniano de Constantinopla. La palabra cayó en desuso hasta el siglo XIX, cuando en 1809 reaparece en los textos ingleses para designar «manchas pequeñas y aisladas». El concepto de acné queda establecido en forma aparentemente definitiva, designando el cuadro dermatológico producido por reacción obstructiva del conducto excretor de la glándula sebácea con inflamación localizada o viceversa. El acné vulgar es una enfermedad cuya etiopatogenia es considerada clásicamente como una alteración primaria de la unidad pilosebácea, caracterizándose a nivel clínico por brotes inflamatorios, con presencia de comedones, pápulas, pústulas, nódulos, abscesos, quistes y cicatrices. En la producción del acné vulgar intervienen cuatro factores:
Obstrucción del canal pilosebáceo por hiperqueratosis del conducto excretor,
Alteración de la producción de sebo (cuantitativa y/o cualitativa ),
Cambios bioquímicos en los lípidos de superficie,
Modificación de la flora bacteriana.
Todas estas alteraciones son reguladas directa o indirectamente por los niveles de andrógenos producidos a nivel gonadal, adrenal y en los tejidos periféricos. Los cuatro factores se imbrican entre sí resultando en las complicaciones inflamatorias del acné. Sin embargo aún no se conoce cuál es el primer paso del proceso ni por qué hay diferencias tan ostensibles en el grado de las lesiones entre un paciente y otro. Como variante de este concepto etiopatogénico tradicional, surge la teoría de la «Deficiencia primaria del ácido pantoténico». Es sabido el papel crucial de esta vitamina en las diferentes vías metabólicas ya que interviene en la constitución de la coenzima A y de la proteína transportadora de acilos. El déficit del AP ocasionaría, por ejemplo, trastornos en la biosíntesis y oxidación de ciertos ácidos grasos. Son conocidas las alteraciones en la piel como consecuencia de esta avitaminosis: hiperqueratosis, dermatitis, alopecía y encanecimiento prematuro. La reacción obstructiva e inflamatoria glandular sebácea va a originarse por múltiples factores. El acné juvenil es el propio de la edad puberal. Cabe señalar que el acné juvenil adopta múltiples formas clínicas, a veces con persistencia e incluso aparición en edades ya un poco tardías.
El acné juvenil es una afección polimorfa que se manifiesta con predominio de una u otra lesión elemental. Clásicamente se considera como lesiones elementales del acné a las siguientes: comedones, pápulas, pústulas, nódulos, quistes y cicatrices residuales. Según la presencia predominante de cada una de estas lesiones elementales, se clasifica al acné de la siguiente forma:
Grado I: comedónico
Grado II: pápulo-pustuloso
Grado III: nodular
Grado IV: flemonoso
Ciertos autores agregan a esta clasificación una forma incipiente de acné que denominan preacné o acné fisiológico. Existen variedades más severas de acné, que se denominan acnés feroces:
a- Conglobata
b- Fulminans
c- Pioderma facial
d- Tropical
Actualmente la mayoría de los dermatólogos se inclinan por la clasificación de Burke y Cunliffe: estos autores hacen una minuciosa descripción de las lesiones clínicas del acné y lo dividen en:
Acné no inflamatorio: sólo hay presencia de comedones cerrados ( «whiteheads» ) y/o abiertos ( «black-heads» ) y
Acné inflamatorio: A su vez se subdivide en superficial y profundo
Si bien en el tratamiento del acné hay que utilizar medicación tópica y sistémica, no hay que dejar de lado la faceta psicosomática de esta patología. El dermatólogo tiene que dedicar mucho tiempo a la primera consulta de un joven acneico para poder lograr que el paciente se sienta cómodo y confíe en el profesional. Es primordial la labor del médico clínico en un equipo multidisciplinario, ya que cumple una función integradora y debe ser quien allane el terreno para el especialista de piel. El paciente debe ser informado, en primer lugar, que en el momento actual no hay base experimental seria para aconsejarle un régimen alimenticio especial, se aconseja evitar ingesta de alimentos o otros productos con vitamina B12 . El factor psicológico es clave . Es sabido que el acné empeora en etapas de ansiedad o depresión y se va generando un círculo vicioso, pues al empeorar el acné aumenta su alteración emocional y viceversa.
Otro problema habitual en pacientes del sexo femenino es si pueden o no maquillarse, debe apelarse a un criterio permisivo, aconsejando incluso los maquillajes para disimular su problema hasta que la eficacia del tratamiento suprima esta necesidad. Es difícil contestar a la pregunta de qué tipo de maquillaje es más aconsejable, ya que las firmas cosméticas no proporcionan demasiada información sobre la composición de sus productos y, además, dicha composición puede ser cambiada sin aviso previo. Y todos sabemos que hay multiplicidad de cosméticos que son comedogénicos, por más que las empresas se esmeren en desmentirlo. Lanolina, vaselina, ciertos aceites vegetales y ciertos químicos como el butyl estearato, lauryl-alcohol y ácido oleico, se han mostrado claramente comedogénicos, pero ésto depende de la concentración y los aditivos. Los cosméticos pueden producir una foliculitis química que se manifiesta por aparición de pápulas y pústulas en un corto período de tiempo.
TRATAMIENTO GENERAL
Antibióticos: hay que seleccionar entre aquellos que se eliminen a través de la glándula sebácea o del folículo, actuando sobre el P. acnes. Hay varias opciones para el tratamiento del acné inflamatorio:tetraciclinas, macrolidos, sulfamidas
Anticonceptivos: de accion antiandrogénica, monofásicos de última generación, diuréticos de acción antiandrogénica
Retinoides sistémicos: es la medicación de elección para los acnés severos refractarios a todos los antibióticos y que potencialmente requieran corrección quirúrgica
Antihistamínicos: se utilizan en casos de eczema sobreagregado y prurito. Terfenadina y loratadina a dosis habituales son de elección, ya que no tienen efecto sedante. Probablemente el prurito se deba a cambios del pH en el micro-ambiente del folículo, lo que promovería la producción de sustancias histamino-like por el P. acnes .
Complejos multivitamínicos con zinc: se ha comprobado el efecto antiinflamatorio del zinc a través de su capacidad de inhibir la quimiotaxis de los polimorfonucleares. La forma ideal es el glucuronato de zinc a razón de 200mg/día
Corticoides: tienen acción antiinflamatoria, inmunodepresora y frenadora de andrógenos adrenales. Aunque controvertidos, están indicados en las formas nódulo-quísticas al principio del tratamiento, hasta que actúe el resto de la medicación. Se usan generalmente 30-50 mg de prednisona diarios durante 2 ó 3 semanas. La prolongación del tratamiento da lugar al acné esteroidal
TRATAMIENTO COMPLEMENTARIO
El peeling es una práctica médica destinada a renovar la piel descamándola y estimulando la regeneración celular. Es ideal para tratar manchas, lesiones inflamatorias de acné y cicatrices. Con el avance científico los procedimientos para realizar el peeling han evolucionado. Hoy, se pueden seleccionar, de acuerdo al tipo de piel y al grado de intensidad del tratamiento, el método más adecuado a sus necesidades: peelings químicos con diferentes ácidos, peelings mecánicos como la microdermoabrasión con puntas de diamantes o peelings físicos con láser.
TRATAMIENTO QUIRURGICO
Fulguración de los comedones cerrados bajo anestesia: Los resultados son superiores a los retinoides tópicos
Corrección quirúrgica de las cicatrices por dermoabrasión e inyecciones silicona liquida
Dra María Esther Hepner – MN 103.148 MP 448.599
Directora Médica
MEP Medicina Estética Preventiva
Olga Cossettini 1691 – Puerto Madero – Dique 2 – Tel: 5787-3064/65
Más información www. medicinaesteticamep.com
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