Por: Diego Nagy, director Consultoría y Diseño InterNexa Argentina
Si bien como sociedad estamos atravesando un momento muy particular, no hay dudas que en pleno Siglo XXI la conectividad representa un servicio clave para la continuidad del trabajo, la educación y la vida cotidiana.
América Latina a través de la contratación del servicio de los proveedores de Internet o ISP, por sus siglas en inglés: Internet Service Provider, aumentó la conectividad fija en el último ciclo anual un 5.4% según la cantidad de hogares de cada país. En Argentina, sin considerar todavía efectos de la pandemia, creció un 9,5% siendo actualmente el segundo país con la mayor cantidad de hogares con acceso fijo a internet con un 57,8%, seguidos por Chile y México con un 56,1% y un 50,9% respectivamente. En primer lugar se encuentra Uruguay con el 76,1%.
Internet, que a veces puede parecer un concepto muy abstracto, es una red de redes de alcance mundial: pequeñas redes se van vinculando con otras de forma descentralizada. Para garantizar conexión a sus usuarios, los proveedores de internet deben conectarse a redes más grandes y a empresas que funcionan como un “proveedor de proveedores”, que les permite llegar a los hogares. Así, a través de un enorme tendido de cables submarinos de fibra óptica que aterrizan en Las Toninas, Buenos Aires, los argentinos tenemos conexión.
Al mismo tiempo podemos recibir y enviar emails hacia el exterior o ingresar a sitios internacionales. Gracias a ese tendido podemos conectarnos al mundo a través de distintos puntos de Interconexión Internacional (IXP) hasta Brasil, USA y Europa. De esta manera, las empresas vinculan a las principales capitales del continente con un anillo de fibra propia permitiendo la distribución de contenidos regionales de alta capacidad, un factor distintivo que afianza la relación entre el proveedor y el usuario, además de optimizar los circuitos de enrutamiento para aumentar la velocidad de transito IP.
Ahora bien, existen diferentes formas de conectarse a Internet, no todas son iguales ni ofrecen la misma velocidad. En Argentina, la conexión terrestre y el acceso inalámbrico Wireless son las conexiones más comunes. Algunas vienen sosteniendo su infraestructura de despliegue como el cablemódem; y otras, como ADSL (Línea Digital por Suscripción Asimétrica) a través de la línea telefónica, van disminuyendo a pesar de que hoy es una de las más usadas en los hogares.
Con la nueva dinámica de trabajo, desde el inicio de la pandemia el país aumentó un 35% la demanda de conexión a Internet, principalmente en los hogares. En este sentido, la fibra óptica es una de las tecnologías que permite sostener los anchos de banda que se necesitan para conectar cada vez más dispositivos, razón por la cual, en los últimos meses mostró crecimientos elevados por ser la elección natural de los proveedores de servicios de Internet. Por ejemplo, a tasas de 25Mbps pueden visualizarse online 60.000 películas Ultra HD 4K al mismo tiempo.
La conectividad es esencial e imprescindible en este proceso de aislamiento, tanto que hay sectores que replantearon sus esquemas laborales, de estudio, tratamientos médicos, etc. Sin dudas, con el avance del Internet de las cosas (IOT por sus siglas en inglés) propulsado por las redes 5G, la hiperconectividad se viene presentando como parte de una nueva era.