El gris volvió para quedarse, melange o pleno en variados matices. La clave es llevarlo en equipos funcionales pero con un inconfundible toque chic en prendas sastre o jerséis de punto.
Raso, estampas iridiscentes, el brillo actúa como toque.
Los rubros de sportswear y pret a porter se reformulan y recombinan.
Deporte chic, sastrería casual, traje sport, prendas con capucha, jogging urbanizado, el rústico supera su código de uso.
Topologías XL, sweaters como vestidos, jeans slim y leggings de algodón con diversas prendas superpuestas recrean los `80.
La idea de confort llevado al extremo en abrigos acolchados usados como refugio.
Milady look, aristocrático chic, el clásico y formal British se reinventa.
Moderados contrastes en tradicionales cuadros de algodón y mezcla, príncipe de Gales en pantalones con tablas, pinzados, botamangas anchas, conviven con angostísimos pitillo en velvet con morfología de cabalgata.
Colores neutros, chocolate, gris , camel y verde en prendas construidas desde el detalle, en corderoy o gabardina, se combinan con femeninas camisas y tejidos hechos a mano creando un sport romántico.
Un maxicardigan de punto con una bufanda extralarge rompe la formalidad de largos y holgados pantalones de espigas.
Entre funcionales y decorativos, los accesorios, acentúan la tendencia.