Por Talita Coelho y Leonel Rodrigues – Furukawa Electric
La red de comunicación es uno de los elementos principales del escenario de Internet de las Cosas (IoT) y de la casa del futuro, o la casa conectada. La integración de nuevas tecnologías dentro de una residencia -en aplicaciones de seguridad, entretenimiento, comodidad, además del propio acceso a internet- demanda aumento del ancho de banda y una infraestructura adecuada para soportar un tráfico más pesado, que incluye streaming de vídeo, audio, voz y datos.
La solución ideal para satisfacer tales requisitos es la combinación de red inalámbrica y cableado estructurado. El cableado estructurado residencial cumple los requisitos similares de una infraestructura de redes corporativa, que tiene como características principales:
Topología de estrella: todos los cables deben partir de un único punto, a través del tablero de distribución, sin derivaciones ni empalmes hasta cada uno de los enchufes de la residencia. Así, es posible asegurar la capacidad de transmisión y puntos de conexión suficientes para compatibilidad con las tecnologías actuales y futuras.
Organización: documentación completa del proyecto (diagramación del cableado y visualización de los puntos usados), de modo que facilite futuros mantenimientos o modificaciones.
Instalación: realizada de manera estandarizada, por intermedio de módulos push-pull centralizados en el tablero de distribución, con fácil identificación de los puntos.
Flexibilidad: el uso del mismo cableado para el tráfico de datos, telefonía, vídeo o automatización permite proporcionar el tipo de servicio deseado con una simple maniobra en el tablero de distribución.
Con relación al tipo de cable a ser utilizado, la norma ANSI/TIA-570-C – Residential Telecommunications Infrastructure Standard y ABNT NBR 16264 Cableado estructurado residencial reconocen los cables de par trenzado no blindados (UTP) Categoría 5e (banda ancha de 100 MHz) y Categoría 6 (banda ancha de 250 MHz), además de cables coaxiales y de fibra óptica – opción indicada, principalmente, para cruce de áreas externas o sujetas a interferencia electromagnética.
El cableado es parte vital del proyecto de una residencia conectada, puesto que permite una inversión única y la garantía de asistencia para varios arreglos y tecnologías. Para ello, es importante tener en cuenta algunos cuidados y recomendaciones importantes:
El proyecto debe prever una estructura dedicada e independiente para el tendido de los cables, teniendo en cuenta las necesidades actuales y futuras. Se debe aplicar un factor de crecimiento para permitir futuros tendidos.
La definición de la ubicación de los puntos de acceso a ser instalados en cada ambiente de la residencia también debe tener en cuenta las necesidades futuras, además de las actuales.
Durante la instalación de los cables, es importante tomar algunos cuidados: no estirar, torcer, aplastar o hacer nudos; no realizar curvatura acentuada; nunca empalmar o derivar un cable de par trenzado; utilizar estructuras de paso y herramientas adecuadas y usar, preferentemente, cintas de velcro.
Los cables LAN categoría 5e tienen que ser de buena calidad y cumplir los requisitos especificados en los estándares nacionales e internacionales, que determinan que el conductor debe ser de cobre puro. Así, cables con conductores de aluminio recubierto cobre (conocidos como CCA) no cumplen este requisito y, por lo tanto, no se deben usar en instalaciones de cableado residencial. El término recubierto (en inglés clad) indica la unión de dos tipos de metal, uno recubre y el otro forma una soldadura permanente. Por lo general, los cables con conductor CCA existentes en el mercado tienen un porcentaje mayor de aluminio que de cobre – porcentaje que puede llegar a sólo el 10% de cobre.
Redes de cableado estructurado con cables CCA están sujetos a pérdida de desempeño eléctrico y mecánico, que se reflejan en fallas de conexión, deterioro de la calidad de la transmisión y, a lo largo del tiempo, incluso la pérdida total de conectividad. Esto se debe a que el aluminio tiene una maleabilidad menor en comparación al cobre, lo que aumenta la probabilidad de ocurrencia de microfisuras o incluso rotura. Además, el aluminio es un material que sufre corrosión, debido a que se oxida fácilmente, al primer contacto con el aire este problema empeora en los puntos de terminación, como en conectores RJ45 y patch panels. Todo esto deja la estructura de cobre frágil y quebradiza, que perjudica el rendimiento de la red e incluso obliga que el usuario rehaga la instalación del cableado.