Su objetivo fundamental es programar e implementar acciones tendientes a la diversificación del perfil productivo agropecuario a través del apoyo y la promoción de la rentabilidad de sus establecimientos y como excelente opción para potenciales inversores. Los programas de capacitación, técnicas de comercialización, planes de promoción de exportación y proyectos de inversión en diversas actividades como fruticultura, horticultura y floricultura.
El ministro Gustavo Arrieta destacó que «la tarea de nuestras chacras es clave para colaborar en la diversificación productiva y ayudar a los pequeños productores a elevar la rentabilidad de sus establecimientos. Nuestra apuesta es fortalecer las capacidades de desarrollo tecnológico y transferencia al sujeto agrario que más lo necesita».
La de Mercedes forma parte de las 11 chacras experimentales que desarrollan sus proyectos bajo la órbita del Ministerio de Asuntos Agrarios de la Provincia de Buenos Aires. Su área de influencia directa comprende el distrito mercedino y partidos aledaños con una extensión de 91 hectáreas, ubicada sobre ruta 5 en el kilómetro 90, en Gowland.
Desarrolla sus planes de trabajo tomando como eje las especies frutales de cultivo tradicional para la zona: durazneros, pelones y ciruelos, e incursiona también en algunas producciones frutícolas alternativas como almendros, cerezos, pera asiática, berries, nuez pecán, higos brevas y kiwi entre otras, que ofrecen buenas posibilidades de comercialización, tanto en el mercado interno como en el externo.
Entre las principales actividades que se desarrollan hoy en la Chacra se encuentran la experimentación en frutales; multiplicación en vivero de especies y variedades selectas; provisión de yemas para multiplicación frutal; cursos y jornadas de actualización técnica; asesoramiento técnico; informe agrometeorológico y cartillas informativas.
La directora de la Chacra, ingeniera Beatriz Alicia González, señaló que «la producción frutícola admite el aprovechamiento de pequeñas y medianas superficies con rendimientos que permitan alcanzar su sustentabilidad generando el movimiento de grandes capitales y de una importante cantidad de mano de obra, proveniente del sector rural».
Explicó que «la zona ha sido tradicionalmente productora de frutales de carozo sufriendo a lo largo de los años los embates de factores socioeconómicos que determinaron la disminución de su rentabilidad con la consiguiente disminución de la mano de obra rural. Además, gran parte de las mejores tierras productivas han sido muy fraccionadas, por lo que para hacerlas funcionar como unidades económicas deben aplicarse técnicas modernas de conducción el monte, o cultivar otras especies frutales que admitan superficies menores para lograr buena rentabilidad».
«La posibilidad de expansión frutícola debe considerar la exportación, especialmente hacia el hemisferio norte ?indicó González- aprovechando la contra estación, ya que no es de esperar, por el momento, incrementos en la demanda local debido a la caída del poder adquisitivo de la población argentina».
«El proyecto toma como eje las especies frutales tradicionales para la zona (durazneros, pelones y ciruelos), e incursiona en algunas alternativas como almendros, cerezos, berries, nuez pecan e higos brevas, entre otras», detalló.
«El manejo se basa en la producción integrada de frutas, que consiste en la producción económica de productos de alta calidad dando prioridad a métodos ecológicamente más seguros, minimizando los efectos colaterales no deseados y el uso de agroquímicos, poniendo énfasis en la protección del medio ambiente y la salud humana», precisó finalmente.