Esa situación llega a su fin a medida que aumentan las emisiones de gases de efecto invernadero, especialmente el dióxido de carbono, que interrumpe las delicadas interrelaciones que esas formas de vida forjaron en los entornos seguros del pasado.
«El calentamiento del clima es inequívoco», afirman los autores internacionales de Cambio Climático 2007: Impactos, adaptación y vulnerabilidad, la segunda parte del cuarto informe de evaluación del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC).
Es posible que la mayor parte del calentamiento ocurrido en los últimos 50 años se deba al aumento de la concentración de gases de efecto invernadero, aumento posiblemente causado por la actividad humana.
En respuesta al calentamiento, un corpus de evidencia creciente revela cambios físicos constantes y discernibles. Entre estos figuran aumentos en la temperatura media del aire en el mundo y la temperatura atmosférica encima de la superficie, aumentos en la temperatura de la superficie y subsuperficie de las aguas oceánicas, derretimiento de la nieve generalizado, reducción de la extensión y el grosor del hielo en el Ártico, reducciones en la cantidad de glaciares y calotas glaciarias y el aumento del nivel mediano del mar en el mundo.
«La peligrosa cantidad de dióxido de carbono en la atmósfera es menor de lo que ya está ahí», afirmó James Hansen, director en la NASA del Instituto Goddard para Estudios Espaciales en Nueva York, ante los asistentes de la reunión anual del Instituto Biológico Estadounidense (AIBS), que tuvo lugar entre el 12 y 13 de mayo en Arlington (Virginia), cuyo tema fue Clima, Medio Ambiente y Enfermedades Infecciosas.
«Ya hemos aumentado el dióxido de carbono en la atmósfera, de 280 partes por millón (ppm, por volumen de aire) a 385 ppm, y creo que tendremos que rebajarla a por lo menos 350 ppm, sino más», aseveró Hansen, conocido por sus declaraciones sobre el cambio climático en el Congreso durante la década de 1980, que ayudaron a elevar el nivel de la atención sobre el calentamiento mundial.
En el último siglo, el calentamiento ha aumentado un promedio de ocho décimas de un grado centígrado, o sea 1,5 grados en la escala Farenheit. En las zonas terrestres, el aumento ha sido de casi 1,4 grados centígrados, o sea 2,5 grados en la escala Farenheit, y tres cuartas partes del calentamiento ha ocurrido en los últimos 30 años.
También en ese tiempo, señaló Hansen, los isotermos, es decir, las líneas que marcan en el mapa una temperatura dada, se han desplazado en sentido polar a unos 56 kilómetros por década. Semejante aumento de la temperatura, junto con la construcción y el crecimiento de la población humana, están desplazando a una variedad de animales, plantas y microbios, obligándolos a adaptarse o a desaparecer.
«A medida que suben los isotermos, lo que estaremos haciendo es, en efecto, eliminar a las especies del planeta», comentó Hansen.
Si se permite que se duplique o triplique la cantidad de dióxido de carbono en la atmósfera con respecto a los niveles actuales, agregó, «estaremos fabricando un planeta completamente diferente».
Este aspecto del cambio climático también plantea riesgos a la salud pública internacional, desde inundaciones, olas de calor y sequías motivadas por las crecientes temperaturas hasta la interrupción de las relaciones íntimas entre los insectos portadores de las enfermedades (vectores) y sus receptores.
«Los cambios ambientales con frecuencia son la causa de la aparición de una infección», dijo Stephen Morse, profesor de epidemiología en la Facultad de Salud Pública de la Universidad de Columbia, al hablar ante los asistentes al encuentro del AIBS.
Las enfermedades infecciosas incipientes, según Morse, que acuñó el término y el concepto en 1989, son infecciones que aparecen por primera vez en una población, o que han existido y aumentan rápidamente en incidencia o alcance geográfico. Los ejemplos son el VIH/SIDA, el síndrome del Hantavirus pulmonar y el síndrome respiratorio agudo (SARS).
Un impulsor, añadió, «puede ser algo que provoque una mayor posibilidad de frecuencia de contactos con un receptor natural y con ello una mayor posibilidad de introducir patógenos capaces de llegar a la población humana. Por suerte para nosotros, la mayor parte no son buenos en esto».
Los virus de la gripe, entre ellos algunos virus que provocan la gripe aviar, son bastante eficaces en aparecer en la población humana. A pesar de su aparición periódica entre las personas, se sabe muy poco sobre los aspectos básicos de cómo funcionan los virus de la gripe, hasta el punto que los investigadores están intentando predecir cómo el cambio climático puede afectar una enfermedad. La aparición temporal es una de las lagunas en el conocimiento.
«En zonas templadas, como Estados Unidos y Europa, consideramos la gripe como una enfermedad de invierno. En zonas subtropicales tiene dos picos: invierno y verano», explicó Morse.
En el trópico la situación es algo más complicada. Algunos sostienen que la gripe ocurre a niveles similares durante todo el año. En otros lugares tropicales parece que hay al menos dos picos principales: verano e invierno, o la estación seca y la estación de lluvias.
«Lo que consideramos como una enfermedad de invierno funciona muy bien bajo condiciones cálida y húmedas. Por ese motivo, no son solo las condiciones frías y secas a las que siempre apuntamos como causantes de la infecciosidad de la gripe humana, sino otros factores», agregó. El calentamiento del clima podría cambiar la naturaleza de la gripe de temporada y afectar potencialmente la distribución mundial de la enfermedad.
En cuanto a la gripe aviar, el calentamiento del clima podría cambiar las rutas tradicionales de las aves migratorias de las que se sospecha que contagian a las aves de corral en todo el mundo, con la gripe aviar H5N1 altamente patogénica. Esos cambios podrían afectar también la interacción entre las aves silvestres y las aves de corral domésticas, y la interacción entre los agricultores y las aves de corral y la exportación e importación de estas aves en todo el mundo.
«Somos una aldea mundial y los microbios por supuesto están aprovechando al máximo esa situación, como hemos visto con el VIH/SIDA y el SARS», declaró Morse.