El acuerdo incluye el testeo de la tecnología china en Argentina, Brasil y Uruguay y del descubrimiento argentino en seis provincias de China una vez obtenidos los permisos correspondientes en todos los países. Las pruebas permitirán obtener datos de funcionamiento de ambas tecnologías, generar información para los sistemas regulatorios de los países y ver cómo reaccionan los desarrollos frente al clima y los suelos argentinos y chinos. A partir de esos datos se podrá hacer una adaptación local del producto.
Federico Trucco, CEO de Bioceres, destacó que “cada universidad del mundo, cada empresa que haga tecnología, desarrolla genes de este tipo, pero la realidad es que hoy por hoy no existe prácticamente nada en materia de tolerancia a la sequía y salinidad. El desarrollo de Raquel Chan es probablemente lo mejor que tenemos”.
El gen argentino, HAHB-4, fue descubierto por un grupo de investigadores del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) encabezado por la Dra. Raquel Chan y asociado a la Universidad Nacional del Litoral y la empresa Bioceres a través del Instituto de Agrobiotecnología del Litoral. El desarrollo consiste en el aislamiento y la caracterización de un gen de girasol cuya función está relacionada con la respuesta natural de la planta a las condiciones de estrés como la sequía y la salinidad. Una vez identificado el gen HAHB-4 y su familia de desarrollos, el CONICET y la UNL se asociaron con la empresa Bioceres para generar una patente y posterior comercialización del descubrimiento.
La 1° Misión de Vinculación Tecnológica e Innovación Público Privada en Asia realizada en 2012 le permitió a la empresa argentina entrar en contacto con la Dabeinong. “Bioceres es el resultado de las políticas en ciencia y tecnología de los últimos diez años. Nosotros no existiríamos de no existir las políticas actuales, es inobjetable” dice Trucco. Y agrega que “nunca podríamos haber logrado el nivel de visibilidad que tuvimos en China si no hubiéramos formado parte de una misión con el Estado detrás”.
Bioceres, formada por más de 260 empresarios agropecuarios y actores del sector agroindustrial, es una de las empresas que formaron parte de la II Misión de Vinculación Tecnológica e Innovación Público-Privada en China que culminó este viernes. La misma fue organizada por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva junto al Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto y el CONICET. El objetivo de la misión fue afianzar e incrementar la vinculación tecnológica público privada entre el sector científico y productivo de nuestro país y sus equivalentes en el gigante oriental.