Alumnos de grado y de doctorado e investigadores de la UTNBA participaron del desarrollo del ARPET, un proyecto de la Comisión Nacional de Energía Atómica a través del que desarrollaron el primer tomógrafo por emisión de positrones, de fabricación 100 por ciento nacional.
El Ing. Ramiro Rodríguez Colmeiro, doctorando UTNBA- UTT (Universidad Tecnológica de Troyes), y Damián Pirlo, alumno de la carrera de Ingeniería Electrónica, formaron parte del proyecto encabezado por el Ing. Claudio Verrastro, Director Del Grupo de Inteligencia Artificial y Robótica (GIAR) de la Facultad, con el que desarrollaron un tomógrafo que permitirá obtener imágenes de forma no invasiva.
“No es un tomógrafo convencional, como el que se usa cuando el paciente se dobla el tobillo. El ARPET brinda información sobre cómo están funcionando los órganos del paciente”, explicó Verrastro.
“Para eso – continuó- se le administra un radiofármaco endovenoso, se deja al paciente descansar por media hora, y el líquido se transforma en una lamparita. Como esas lamparitas son los órganos, uno puede medir la voracidad por captar azúcar de las células del paciente. Eso se usa para diagnosticar enfermedades oncológicas, en menor medida para las cardiológicas, y aun menor, para las cerebrales como el Alzheimer”.
El director del GIAR destacó que encabeza el proyecto desde el inicio “y me gustaría reafirmar la idea original de que desarrollar en el país vale la pena. No sólo porque ahora tenemos un equipo que está funcionando, que es muy importante, sino también porque este trabajo nos permitió emplear nuevas tecnologías. Motorizados por este proyecto pudimos tomar otros proyectos de instrumentación nuclear, dos de ellos los más importantes que tiene la CNEA en este momento: un reactor de experimentación que se está desarrollando en Ezeiza, y la primera central nuclear de potencia que se está haciendo en Atucha. Nosotros somos proveedores de la instrumentación nuclear y del sistema de protección, todo basado en la tecnología que empezamos a trabajar y con la que adquirimos experiencia a partir del proyecto del tomógrafo”, sostuvo.
El diseño del ARPET se realizó en conjunto entre UTNBA y la CNEA, a través de la Subgerencia de Instrumentación y Control, del Centro Atómico Ezeiza.
Sólo tres empresas internacionales fabrican este tipo de tomógrafos, los cuales tienen un valor estimado entre un millón y un millón doscientos mil dólares.
“Creemos que en producción nacional debería salir la mitad. Otro costo muy importante es el gasto de mantenimiento. Los repuestos que hay son importados y caros, porque los provee la firma que fabrica los tomógrafos. Entonces se contrata un abono anual al service, por un monto equivalente al 10 por ciento del valor del equipo. Al fabricarlo acá, este costo tiene que ser mucho más bajo”, explicó el director del proyecto.
Verrastro adelantó, además, que dos empresas de tecnología se mostraron interesadas en comenzar a fabricar el ARPET.
Si bien el tomógrafo está instalado en el Hospital de Clínicas, y es el primero de estas características en colocarse en un hospital público, todavía no se utiliza en pacientes. El director del proyecto aseguró que se está trabajando para que en 2019 pueda comenzar a hacerlo.
Damián Pirlo, alumno de la carrera de Ingeniería Electrónica, trabaja desde hace cinco años en el proyecto, en desarrollo de hardware: “hice casi todos los pasos del armado del tomógrafo y a media que avanzaba en la carrera iba ganando capacidades, lo que me permitía desenvolverme mejor en otras áreas” explicó.
“Siento mucho orgullo por el proyecto –continuó-. Fue mucho trabajo y queda todavía por hacer. Pero lo bueno es que ya empezamos a ver los frutos, el impacto que tiene el equipo”.
Ramiro Rodriguez Colmeiro, está realizando el doctorado cotutelado en Optimización de Señales que dictan la UTNBA y la UTT; en el ARPET se dedicó a la reconstrucción de las imágenes captadas por el tomógrafo: “mi trabajo consiste en tomar los datos y hacer los algoritmos de reconstrucción para obtener la imagen que finalmente verá el médico”, explicó.
Colmeiro destacó que lo más desafiante del proyecto fue construir un tomógrafo no convencional: “cuando Claudio Verrastro propuso no arreglar uno viejo sino hacer uno totalmente nuestro, se buscó innovar para que tuviera las ventajas de ser modular y más económico. Por lo tanto, no funciona como todo el resto sino que el nuestro es un tomógrafo que gira, algo que no hacen todos”.
Eso implicó que los algoritmos convencionales no funcionaran en este tomógrafo, por lo que el equipo tuvo que desarrollar nuevos “representó un desafío no sólo electrónico sino también mecánico”, explicó Colmeiro.
“El proyecto forma parte de mi tesis doctoral. La intención es que el tomógrafo provea los datos que voy a usar luego para la parte de segmentación. El tema de mi tesis incluye parte de las mejoras de los organismos de reconstrucción o de modelado, y la segmentación. La intención es generar un sistema que provea parte de una imagen, que le dé algo más de información al médico”, explicó.