No se trata de un trayecto peligroso sólo apto para expertos conocedores, sino que es, básicamente, una cuestión de actitud y valores, de bucear en nuestro interior para hallar los recursos necesarios para encararlo. Para dominar el liderazgo efectivo es necesario comprenderlo como un proceso de facilitación, cuyo objetivo son las necesidades de los otros: liderazgo no es sinónimo de protagonismo, sino de servicio. Por lo tanto, asumir este rol de forma efectiva y exitosa implica poner el bienestar de todos por encima del propio, la generosidad antes que el deseo de poder.
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