Por Guillermo Bracciaforte, COO y Cofundador de Workana
El trabajo hace mucho tiempo dejó de ser el lugar a dónde vamos. Despertar todos los días, pasar 2 horas en el tránsito para ir hasta la oficina, marcar el ingreso con la huella digital con tolerancia máxima de 5 minutos y trabajar 8 horas consecutivas con 1 hora para almorzar dejaron de tener sentido para muchas personas, aunque esa descripción de rutina sea el verdadero significado de “ir al trabajo” para muchos.
Diversos estudios concluyen que los profesionales que pueden trabajar desde donde quieran tienden a producir más y la productividad es apenas una de las ventajas que el trabajo remoto proporciona.
La pandemia ha obligado a empresas en todo el mundo a realizar diferentes inversiones para hacer el teletrabajo posible, de un día para otro y sin un plan de acción. Es por ello que desde Workana vemos este momento como una oportunidad para reflexionar cómo queremos emplear, qué clase de equipos queremos formar y liderar, y cómo debemos capacitarnos para llevar adelante el “trabajo del futuro”.
Celebramos este gran paso del Congreso de La Nación sobre la Ley de Teletrabajo, que sin duda es el inicio de un largo camino por recorrer en pos de las empresas y los trabajadores que están adaptándose a las nuevas realidades que impactan en todo el mundo, y no solo en este país. Vemos positivo que se le brinde un marco regulatorio a este tipo de trabajo, que sin duda potencia las oportunidades laborales de las personas y que a la hora de implementarse deben tenerse en cuenta diferentes factores que posibiliten trabajar remoto y que serán responsabilidad del trabajador y/o la empresa, según lo contemple la normativa.
Entre los beneficios que el teletrabajo ofrece, está la posibilidad de ampliar geográficamente las oportunidades y, de esta manera, empujar a una mejor distribución poblacional, mejorar la calidad de vida en las ciudades (al tener menor circulación de personas) e incluso generar un impacto ambiental positivo.
El trabajo remoto existe porque la tecnología lo hace posible y la apropiación de los usuarios lo potencia. En un contexto globalizador, de transformación tecnológica e innovación digital, se generan condiciones propicias para desarrollar trabajos de estas características. Es por ello que los cambios tecnológicos sin duda son una invitación a repensar el trabajo de manera global, pero también individualmente, bajo la pregunta: ¿Qué es el trabajo para cada uno? Y efectivamente hay tantas respuestas como seres humanos.
Tenemos la chance de transformar el mundo del trabajo, brindando autonomía, desarrollo e igualdad de oportunidades donde se propongan horarios funcionales claros pero flexibles, adaptados a las necesidades, productividad y deseo de cada profesional, potenciando sus habilidades e impactando de manera positiva en su carrera y sus vidas, que sin duda impactarán en el propósito como empresa u organización. Construir una espiral entre dar y recibir, donde haya equilibrio, reciprocidad y respeto, donde haya una evolución saludable entre la vida y el trabajo.
El desarrollo de la carrera profesional y el concepto de tener un empleo dejó de ser hacia dónde vamos, y de allí partimos hacia nuevas formas de trabajo y de relacionarnos. Estamos viviendo el fin del mundo oficina-céntrico. El gran desafío creo que va a ser re-crear, sostener y potenciar la cultura del trabajo en equipo y la construcción de know-how fuera de un espacio común. Aunque es imposible predecir numéricamente cuántas empresas y personas se unirán al trabajo remoto en el futuro, sin duda vamos por buen camino, abriendo las puertas de las empresas hacia los talentos, sin barreras.