En urgencias, cirugías, trasplantes y tratamientos médicos complejos es necesario disponer de sangre segura. Para ello se vuelve indispensable la donación voluntaria y altruista: aquella que se hace por propia voluntad, sin intención de beneficiar a un paciente determinado y sin recibir nada a cambio.
El ochenta por ciento de la población en algún momento de su vida necesitará una transfusión. Sin embargo, según datos del Ministerio de Salud, en la mayoría de las provincias de nuestro país son donantes frecuentes solamente entre el treinta y cinco y el cuarenta por ciento de las personas, a excepción de Jujuy, Misiones y el Hospital Garrahan donde el porcentaje se eleva al cien por ciento.
Una persona puede donar sangre varias veces al año: los hombres cada cuatro meses y las mujeres cada tres. Esto es importante ya que el requerimiento a nivel nacional, en base a la población actual, se calcula entre un millón y medioy dos millones de unidades, cantidad que se podría cubrir con cerca de 1 millón de argentinos que donara dos veces al año.
El donante fidelizado está más informado y comprometido, lo que permite obtener componentes de mejor calidad y una transfusión segura. La sangre se almacena en bancos, los cuales funcionan como una red, desde donde se distribuyen a las distintas instituciones médicas según las necesidades del momento. El Ministerio de Salud de la Nación promueve la existencia de Bancos de Sangre Regionales que centralicen a los Servicios de Transfusión más pequeños para asegurar el acceso de sangre con garantía de calidad para todos los habitantes.
Cada unidad de sangre donada es aprovechada en su totalidad aunque la durabilidad de cada componente es diferente (el plasma fresco congelado dura un año, los glóbulos rojos treinta y cinco a cuarenta y dos días y las plaquetas apenas cinco días). Esta situación exige la permanente renovación del stock de los bancos de sangre para garantizar en todo momento una cantidad apropiada de sangre segura.
En este contexto, la Fundación Swiss Medical presenta la campaña virtual “Compartí Algo Más” que incentiva a que sea “la sangre la que espera al paciente y no el paciente a la sangre”. Es importante que haya donantes voluntarios ya que actualmente no se cuenta con la sangre suficiente para afrontar las cantidades requeridas y con tan sola una donación se puede salvar hasta tres vidas. Además, no existe un producto artificial que pueda reemplazarla.
La edad promedio del donante de sangre en el 2017 fue entre veinte y cuarenta años. De ellos, el cincuenta y siete por ciento fueron hombres y el cuarenta y tres por ciento mujeres. El perfil ideal es aquella persona con capacidad y competencia para decidir ser donante de sangre y lo hace con regularidad. Además, sabe que está saludable y está informado acerca de las medidas que debe tomar para mantenerse saludable y los requerimientos necesarios para donar.
Como país se debe lograr contar con el cien por ciento de donantes altruistas y repetidos. Para ello es necesario cambiar la cultura de donación de reposición por la donación altruista y de repetición como parte de la responsabilidad social hacia la comunidad. Depender de la colaboración de donantes a familiares u otros pacientes genera una situación de estrés innecesario frente a una cirugía o internación.
Requisitos para ser donante:
Ser mayor de edad.
Pesar más de 50 kg.
Mujeres no embarazadas.
Gozar de buen estado de salud.
No estar anémico.
No haber tenido hepatitis después de los diez años de edad
En caso de tomar medicación, consultar al médico.