Argentina es un país con alta incidencia de cáncer colorrectal (CCR), el que se posiciona como el segundo cáncer más frecuente en nuestra población, luego del de mama. También a nivel mundial es uno de los tumores con mayor incidencia y mortalidad, e inclusive se espera un crecimiento significativo de las mismas en los próximos 20 años. Según cifras oficiales, cada año se presentan en nuestro país más de 13.500 nuevos casos de esta enfermedad, y fallecen a causa de ella más de 7000 personas. Las tasas de incidencia y mortalidad son levemente superiores en hombres que en mujeres.
Sin embargo, este tipo de cáncer es altamente prevenible, ya que la historia natural del mismo indica que en un 90% de los casos se inicia a través de una lesión precursora denominada pólipo, que puede ser detectada y tratada a tiempo.
Asimismo, el 90% de los cánceres colorrectales se producen en personas mayores de 50 años, por eso a partir de esa edad se recomienda la realización de los estudios necesarios para detectarlo precozmente. En particular, la colonoscopía permite la detección de los pólipos y su extirpación, evitando que se transformen en un tumor maligno con el transcurso del tiempo.
Pese a las recomendaciones, la realización de estos estudios de detección temprana es poco frecuente. Según información proporcionada por el Ministerio de Salud de la Nación, se estima que sólo el 24,5% de la personas entre 50-75 años realizan estudios de rastreo preventivos de CCR.
En la actualidad, y también según datos publicados por el mencionado ministerio, cuando se diagnostica un cáncer colorrectal, en más del 60% de los casos la enfermedad ya se encuentra avanzada a nivel regional o a distancia, y éste es el principal factor que influye en la SUPERVIVENCIA global. En cambio, cuando el diagnóstico se efectúa en etapas tempranas, situación que ocurre sólo en el 37% de los casos, la PROBABILIDAD DE CURASE SUPERA EL 90%.
Si bien la existencia de antecedentes familiares o personales de cáncer colorrectal o pólipos aumenta el riesgo de padecerlo, el 75% de los casos de CCR son esporádicos, es decir que se desarrollan en personas sin antecedentes personales ni familiares.
Por otra parte es importante señalar que existe evidencia de que la prevención primaria a través de la modificación de factores relacionados con la dieta y el estilo de vida (como así también los programas de pesquisa), reducen la incidencia y mortalidad. Por eso se recomienda mantener una alimentación rica en frutas, vegetales y lácteos, por cuanto ayuda a disminuir el riesgo al generar un efecto protector sobre el intestino.
Por el contrario, el abuso de las carnes rojas expuestas a la llama para su cocción, o bien de las procesadas de manera industrial, sumado a la ingesta exagerada de alcohol, pueden, a raíz de su asociación con sustancias tóxicas, desequilibrar y generar cambios en las células de la mucosa intestinal, promoviendo alteraciones y efectos procancerígenos.
Las recomendaciones para la prevención incluyen además, realizar ejercicios físicos regularmente, evitar el sobrepeso y no fumar.