Por Ricardo Minicucci, CEO de Telerecargas S.A. (*)
En los últimos tiempos nos hemos acostumbrado a escuchar que Suecia prácticamente ha eliminado la utilización del dinero en efectivo. Igual situación se está dando en Dinamarca. En dichos países comprar el periódico a la mañana y realizar las compras del mes en el supermercado se hacen a través de medios electrónicos de pagos.
Cruzando el Mediterraneo y metiéndonos en el continente africano, el modelo de M-Pesa en Kenya también es mundialmente conocido. Dicha empresa, lanzada en el 2007 cuenta hoy con más de 17 millones de usuarios (dos tercios de la población adulta). Según estimaciones el 25% del PBI de dicho país fluye a través de M-PESA. La posibilidad de enviar dinero a través del celular a familiares en zonas remotas fue la base del éxito de este modelo de negocio.
Se me ocurrió iniciar el artículo con estos dos ejemplos para dejar en claro algo: La eliminación del uso de dinero en efectivo y el constante crecimiento de las transferencias electrónicas, van más allá de la realidad socioeconómica y de la ubicación geográfica de los países.
En este sentido, la Argentina no puede ser la excepción. De hecho uno de los objetivos que persigue la actual administración del Banco Central es la reducción en el uso del dinero en efectivo en pos de la utilización de medios electrónicos de pagos. Lo cierto es que hasta el momento no parecen ser medidas aisladas las que se han ido tomando al respecto.
Haciendo un breve repaso, podemos mencionar que el año pasado se creó la plataforma de pagos móviles, que permite hacer pagos bajo la modalidad de transferencias inmediatas utilizando tres medios de pago diferentes: el botón de pago, la billetera electrónica y el m-pos (dispositivo que se anexa al celular y que lee tarjetas).
El año pasado también se implementó el alias CBU. Ahora todas las cajas de ahorro y cuentas corrientes tienen una identificación o seudónimo que permite no tener que invocar un CBU si le queremos transferir dinero a un amigo, familiar o si queremos pagar las expensas del edificio.
Por último, podemos mencionar el débito inmediato “DEBIN”, que si bien no está vigente, en los próximos días ya estará operativo y cualquier persona con una cuenta bancaria podrá utilizarlo. Dicho instrumento consiste en que quien origina el debin, es el cobrador, es decir quien se quiere hacer de los fondos. El receptor del debin, deberá aceptarlo para que la transacción se perfeccione, originando un pago en tiempo real.
Toda esta revolución de pagos y transferencias electrónicas contribuye claramente a la lucha contra las actividades ilegales como el contrabando, narcotráfico y el financiamiento del terrorismo. En dicha línea la AFIP, a partir del 1ro de agosto, estableció para las diferentes obligaciones impositivas, la obligatoriedad del uso de medios electrónicos para cancelarlas.
Cabe agregar que cuando hablamos de pagos electrónicos no solamente estamos hablando de un público bancarizado. Sin ir más lejos, Uruguay, país que cuenta con una Ley de Inclusión Financiera, contempla en la normativa la emisión de tarjetas prepagas. Esto es, una tarjeta en la cual se almacena dinero, que no está asociada a una cuenta bancaria y tiene el beneficio de una reducción en el IVA al pagar con ella. Este es un gran nicho que podemos explotar en nuestro país, sobre todo donde las sucursales bancarias no llegan y la población necesita igualmente de un instrumento de pago seguro.
Debemos ver a los medios electrónicos de pago en todas sus formas (tarjetas de crédito, tarjetas de débito, tarjetas prepagas, billeteras electrónicas, etc) como una posibilidad de incluir financieramente a quienes hoy no lo están. Los pagos pueden ser la puerta de entrada a otros servicios financieros como préstamos y ahorros. Hay un largo camino por recorrer, lo bueno es que se están dando los primeros pasos.
(*) CEO de Telerecargas S.A., Especialista en soluciones Business to Bussines. Telerecargas es una empresa fintech dedicada a brindar herramientas tecnológicas (pago electrónico, recarga de SUBE y celulares, tarjetas no bancarizadas, etc.) con más de 10.000 comercios y empresas adheridas en todo el país y proyección limítrofe.