El ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva (MINCYT), Lino Barañao, visitó las instalaciones de la empresa nacional de biotecnología Denver Farma, ubicada en el Centro Industrial Garín, con motivo de la inauguración de una planta para la producción de insulina humana recombinante y análogos, única en Sudamérica. En el complejo se producirá la primera sustancia de este tipo, lo que permitirá sustituir la importación de la materia primera.
También estuvieron presentes el viceministro de Salud de la Nación, David Aruachan; el intendente de Escobar, Ariel Sujarchuk; el secretario de Transformación Productiva del Ministerio de Producción, Lucio Castro; el jefe de Gabinete de la Secretaría de Transformación Productiva, Leandro Roca; el director nacional de Innovación Productiva del MINCYT, Martín Guinart; el presidente de la Unión Industrial de la Provincia de Buenos Aires, Mario Gualtieri; la directora del Instituto de Biología y Medicina Experimental (IBYME-CONICET), Damasia Becu; y el Presidente de la Fundación IBYME, Eduardo Charreau.
Durante la ceremonia, Barañao expresó: «Lo que hoy celebramos no es fruto de la casualidad, ni de un hecho instantáneo. Por el contrario, es consecuencia de un proceso extremadamente prolongado, que comenzó casi a principios del siglo XX con individuos como los doctores Houssay y Leloir, que apostaron por la investigación en el país y por el impulso, en el caso del primero, del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), el cual permitió que por primera vez alguien se pudiera dedicar a esta actividad a tiempo completo, y se diera inicio a una tradición de excelencia que logró ubicar a la Argentina entre los países que generan conocimiento de calidad».
Más adelante, señaló: «Lo que ha pasado en las últimas décadas es que la Ciencia dejó de ser una actividad cultural y pasó a ser un motor de la economía. En los países más desarrollados se ha apostado por el conocimiento como fuente de crecimiento y eso exige la capacidad para convertir el conocimiento en riqueza; algo que no es sencillo y que exige también un cambio cultural por parte de los investigadores respecto a su responsabilidad social».
Por su parte, el director técnico de la compañía, José Luis Tombazzi, destacó: “Producimos más de noventa especialidades medicinales, diseñamos, construimos y pusimos en marcha una de las plantas farmacéuticas más modernas del país, lo que nos permitió exportar medicamentos a la región y al mundo. Desde hace más de diez años elaboramos y comercializamos la primera insulina humana recombinante formulada en el país, basada en un activo farmacéutico europeo. Ingresar en el mercado de la diabetes nos ayudó a entender la problematicidad de esta pandemia que alcanza al 8% de la población mundial; sólo en Argentina hay 250 mil personas insulinodependientes que necesitan de este medicamento diariamente para vivir”.
En ese sentido, explicó: «Nuestro país gasta anualmente más de 10 mil millones de pesos para importar este producto terminado desde Europa y Estados Unidos. Por lo tanto, nos abocamos a estudiar la factibilidad de producirlo localmente y marcar un hito en la biotecnología nacional. Además, vale la pena destacar que fue gracias a la articulación público-privada que logramos integrar un grupo de investigación y desarrollo de excelencia con una larga experiencia en síntesis de proteína, habiendo alcanzado un importante avance en el desarrollo de las moléculas recombinantes».
El proyecto que desembocó en el flamante complejo biotecnológico remonta sus orígenes al año 1993 en los laboratorios del IBYME, y desde entonces contó con el respaldo del MINCYT, la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la Universidad de Buenos Aires (FFyB-UBA), la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (A.N.M.A.T.), entre otros organismos.