Los ingenieros Emiliano Mallo y Exequiel Banga, graduados de la carrera de Ingeniería en Sistemas de Información de la UTN Buenos Aires, desarrollaron Fivi, una aplicación para realizar filas virtuales en comercios sin tener que esperar en el local hasta que llegue el turno. El proyecto, gestado en el marco de su empresa Codika Solutions, resultó ganador del programa INCUBA para emprendedores del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
“Soy muy familiero, me gustar estar con mi familia. Como somos muchos, siempre que vamos a comer afuera nos cuesta conseguir lugar y hay que hacer fila. Con mi abuela, ya grande, y mi sobrino muy chico, se complica, -explica Banga-. De ahí surgió la idea de Fivi (Filas Virtuales), una aplicación que te permite esperar el turno sin necesidad de estar ahí. Funciona a partir del scanner de un código. La aplicación, de acuerdo a la distancia y a la cantidad de personas en la fila, avisa. Si estoy a 6 cuadras me avisa cuando faltan dos personas. Si estoy a la vuelta, cuando soy el próximo. El recepcionista del otro lado va cargando esa información”.
A partir de ahí, se propusieron “validar” la idea: “Primero acotamos el sector al que nos íbamos a enfocar a un negocio en particular, como son los comercios gastronómicos. Contrastamos con otro tipo de comercio, y la verdad que en los restaurantes teníamos mayor posibilidad de tener vínculo directo con el dueño, entre otras características que obtuvimos de un análisis FODA”, comenta Mallo.
Los ingenieros visitaron zonas de gran concentración de actividad gastronómica, como Palermo, Las Cañitas y San Isidro, donde realizaron un relevamiento. “Las encuestas arrojaron que un 85% de los restaurantes estarían interesados en nuestra aplicación”, afirman los directores de Codika Solutions. A partir de ese dato concretaron el desarrollo del producto.
Cuando se encontraban diseñando el modelo de negocios, se cruzaron con la oportunidad de presentarse a la competencia INCUBA, programa de emprendedorismo que impulsa el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. “Participé como orador en una charla sobre Desarrollo Emprendedor en el Centro Cultural Recoleta, donde contamos la experiencia de nuestra empresa. Compartí la mesa de disertantes con uno de los referentes del programa quien, cuando supo en qué estábamos trabajando nos propuso presentarnos en el programa”, relata Banga.
El ganador de la competencia obtiene dinero, espacios para oficinas gratuitos durante un año y ayuda para diseñar su estrategia de comercialización. “A partir de entrar al programa y darlo a conocer, se abre la posibilidad de incorporar Fivi a otros sectores, ampliarlo por ejemplo a oficinas de la administración pública”, agrega Banga, quien ya cuenta con la experiencia previa de haber participado de una empresa gestada desde el emprendedorismo. De esa época, recuerda: “Éramos cuatro socios, de los cuales solo yo seguí estudiando. El resto había dejado la Facultad para darle más tiempo a la empresa. Yo me daba cuenta que era necesario seguir estudiando, porque la carrera, hasta tercer año es más bien técnica; luego están las materias de gerenciamiento, cómo llevar adelante una organización. Después de un viaje que me tomó un cuatrimestre, decidí dejar la empresa y terminar la Facultad. Fue la mejor decisión que tomé en mi vida”, asegura.
Cursando las últimas materias decidió, junto a Emiliano Mallo, empezar a trabajar por su cuenta. A los pocos meses fundaron Codika Solutions, empresa orientada a desarrollo de aplicaciones móviles. “Nos dio mucho resultado estudiar al tiempo que trabajábamos, porque nos dimos cuenta que lo complementábamos: cuando no podíamos resolver algo volvíamos a los libros. Hasta el día de hoy lo hacemos”, confiesa Mallo.
“La cuestión del emprendedorismo está muy vinculada a la personalidad de cada uno. Hacer algo por tu cuenta involucra más pasión, tiene un gusto diferente. Si hay alguien que no es emprendedor por no animarse, es bueno que sepa que no hay nada que perder. Cualquiera puede emprender. Solamente hay que tener las ganas”, afirman ambos graduados.
“La Facultad da muchas herramientas, como la materia Desarrollo Emprendedor”, explica Banga y agrega: “La UTN tiene una propuesta más genérica, más gerencial que otras universidades. Eso lo notamos cuando vamos a incorporar trabajadores a la empresa, y vienen con otras formaciones”.
En ese sentido, Mallo opina: “El conocimiento técnico es muy valioso, cuando uno reconoce una necesidad. El ingeniero básicamente viene a proponer soluciones y tiene que tener muy en claro qué viene a resolver con su trabajo y que esto suponga una mejora en la calidad de vida para alguien. Y cuando uno lo logra siente una satisfacción muy grande”.
Ambos coinciden en que este reconocimiento en INCUBA “es un orgulloso grande, por el compromiso que puso todo el equipo, que lo sintieron como propio. Queremos agradecerle a la Facultad, porque siempre nos dio mucho y es como nuestra segunda casa”.