A diferencia del tratamiento tradicional por osmosis inversa que reciben las aguas contaminadas con arsénico, esta innovadora planta trabaja mediante un proceso basado en la separación del arsénico por co-precipitación. Este sistema tecnológico que utiliza coagulación y filtración es más económico que los métodos habituales de potabilización y además, genera menos desperdicios convirtiéndolo en un proceso amigable con el medio ambiente. Este método de remoción de arsénico del agua también es aplicable en dispositivos para uso hogareño de filtrado de agua para el consumo.
La muestra “Aguante Buenos Aires” tuvo como objetivo generar conciencia en los más chicos sobre la conservación de los recursos no renovables, entre ellos, el agua. Dicha exposición contó con la presencia de la Ministro de Infraestructura Bonaerense, Cristina Álvarez Rodríguez, como así también con la visita del Secretario de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación, Homero Bibiloni.
El problema del Arsénico en Argentina
La alteración del agua se puede generar de manera natural, originada por restos animales, vegetales, minerales y sustancias que se disuelven cuando los cuerpos de agua atraviesan diferentes terrenos. O puede ser contaminación artificial, resultado de la interacción el hombre con el medio ambiente.
Cuando diversos contaminantes afectan el agua potable, esta pasa a ser un riesgo para la salud de quienes la consumen. Puede provocar enfermedades bacterianas, virales o parasitarias y en casos más graves, donde el individuo está expuesto durante años, puede causar enfermedades crónicas. Este es el caso del arsénico
El arsénico es un elemento natural de la corteza terrestre que en algunas regiones del mundo esta presente en el agua cuando ésta atraviesa rocas que lo contienen en abundancia. Argentina no es la excepción y según el informe del INTI “Modelo de Intervención para el Abatimiento de Arsénico en Aguas de Consumo”, el origen de la contaminación natural con arsénico en las aguas subterráneas se debe a la actividad volcánica de la cordillera de Los Andes, que provocó la aparición de terrenos areníferos.
Según este informe, Argentina es una de las regiones más extensas del mundo afectada por la presencia de Arsénico en agua. El territorio en cuestión comprende parte de las provincias de Córdoba, La Pampa, Santiago del Estero, San Luis, Santa Fe, Buenos Aires, Chaco, Formosa, Salta, Jujuy, Tucumán, La Rioja, San Juan y Mendoza. Según el Ministerio de Educación, hoy en día se estima que la población argentina que habita en áreas con aguas arsenicales es de alrededor de 2.500.000 habitantes, casi el 7% de la población del país. A su vez, el 43% de los departamentos afectados tienen más del 30% de su población con necesidades básicas insatisfechas. Las comunidades aborigen y la población rural dispersa, forzadas a abastecerse de agua subterránea, resultan las más afectadas.