Sus pinturas, de una filiación abstracta innegable, son el resultado de una práctica artística surgida de las propias entrañas de la tela, en la que los colores se estiran sin vínculo con otros referentes indentificables.
Blanca María Monzón, curadora de la muestra, expresa que «la pintura de Casal, por encima o por debajo de todo, es una pintura que no duda en partir de estímulos de la realidad, y en encontrar una respuesta en armonía con estos. Partiendo de juntar estímulos y reacción sin ninguna traba como si, tanto en el fondo como en la superficie la abstracción y la figuración no fueran más que el derecho y el revés de una misma pieza», y agrega: «Se trata de un pintora que trabaja como una poeta y que concibe su arte como una escritura, un conjunto de trazas, de huellas y de testimonios de la vida».
Las obras de Casal se caracterizan por una técnica personal. En este sentido su marca es la subjetividad, sumada al manejo de la luz. Su trabajo consiste en poner y sacar pintura recurriendo a variados elementos hasta llegar a la textura elegida, por medio de la superposición de múltiples capas de color. «Es como si erosionara de ex profeso la tela, para arribar a un microcosmos habitado por imágenes, que pertenecen a la memoria emocional, y que provienen del subconsciente» sostiene Monzón.
Sus pinturas no cuentan historias sino que transiten emociones con una atenticidad sin concesiones de ninguna naturaleza, lo que tiene alguna semejanza a lo que sucede en «Blow- up» de Michelangelo Antonioni (1966), adaptación de «Las babas del diablo» de Julio Cortázar (1959), donde lo que se cuestiona es el poder de la veracidad de la imagen a través de la historia de un fotógrafo que asegura poder resolver el enigma de un crimen a partir del análisis de una serie de fotografías que él había realizado, y que amplía en sucesivos «blow- ups».
Cuando se utilizan ampliadores pueden verse cosas, que probablemente el ojo desnudo no sería capaz de captar, pero también puede ocurrir que, al ampliarlos demasiado, el objeto desaparezca y se desintegre.
Estela Casal utiliza este recurso estrategicamente hasta que su memoria emocional le indica donde terminar, para que nosotros -los espectadores- intentemos descifrar algún enigma, o simplemente disfrutemos esa realidad sabiendo que no es posible percibirla con objetividad.
La exposición forma parte del proyecto «El arte rompe fronteras», cuyo propósito es dar cuenta de la relevancia de la plástica en Argentina y lograr que los artistas del interior del país accedan a la posibilidad de mostrar y difundir su obra en la ciudad de Buenos Aires, revitalizando la imagen de cada rincón del país desde el aporte de su plástica.
Centro Cultural Borges
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