Entre otras novedades, Cassetti y Bugarín informaron acerca de nuevos datos estadísticos, nuevas drogas y metodologías médicas y científicas implementadas, así como nuevos enfoques tanto en tratamientos e investigación, que permiten renovar las esperanzas sobre la posibilidad de desarrollar a futuro una vacuna contra el virus. Pese a las alentadoras novedades, remarcaron que “la epidemia sigue creciendo”, y particularmente en “América latina, donde el número de nuevas infecciones sigue subiendo”.
Respecto a la situación en nuestro país, estimaciones a diciembre de 2008 indican que existen cerca de 130.000 habitantes conviviendo con VIH-SIDA en Argentina, de los cuales cerca del 60% desconoce su situación serológica. Cerca de 45.000, aproximadamente, están en tratamiento.
Mayor comprensión del virus
Entre las novedades de la Conferencia de Viena, se destaca una mayor comprensión de los procesos del virus, que permitieron identificar nuevos blancos, es decir, nuevas zonas donde poder actuar para combatirlo. “Hoy tenemos nuevas drogas que funcionan en sitios nuevos de acción; además de contar con nuevas drogas en blancos ya conocidos”. En la actualidad, el tratamiento busca una triple acción: reducir la carga viral en el paciente, mejorar su respuesta inmunológica, y elevar su calidad de vida.
En definitiva, la búsqueda de nuevas drogas busca reducir las complicaciones que presentaban las utilizadas hasta ahora. Ha habido grandes descubrimientos en el tratamiento de pacientes que conviven con VIH, y se han identificado cambios. “Antes, el mayor índice de mortalidad era producido por enfermedades oportunistas, como consecuencia del deterioro del sistema inmunológico de la persona. En el presente, existen más casos de cardiopatías, enfermedades hepáticas e incluso tumores, y los casos de enfermedades oportunistas por inmunodepresión se redujeron a cerca del 30 %. Por ejemplo, se descubrió también que el virus causa inflamación, contribuyendo al desarrollo de las enfermedades cardiovasculares”, indicó Cassetti.
En Viena también hubo un cambio de paradigma respecto a cuándo comenzar a tratar el virus. “Anteriormente, se comenzaba a tratar cuando el sistema inmunológico del paciente baja a un índice de 350 CD4/mm3; ahora, existe consenso a nivel internacional de comenzar a tratar a los pacientes cuando el índice es de 500 CD4/mm3”. Esto responde a una lógica que comenzó a tener vigencia en los últimos años, que exhorta a tratar a la mayor cantidad de personas con el virus de forma tal de reducir la transmisión, ya que se descubrió que las personas bajo tratamiento presentan menores posibilidades de contagio, dado que el tratamiento reduce la carga viral en sangre.
Prevención
En el campo de la prevención, las especialistas enumeraron varias novedades. Entre ellas, nuevos enfoques para tratar el virus, derivados de una mejor comprensión de sus procesos. “Una vez que el virus ingresa al organismo, se dirige a reservorios, principalmente ganglios, el intestino y el cerebro. En este sentido, ahora se trabaja para frenar la diseminación y atacar al virus en estos reservorios”, indica Cassetti.
Además, partiendo de estudios recientes que revelan que la transmisión del virus no es tan eficientemente como comúnmente se piensa, se está trabajando también con microbiocidas, como un nuevo método de prevención. “Se han hecho recientemente pruebas con un gel que contiene Tenofovir, que ha reducido la incidencia de contagio en un 39% en mujeres de alto riesgo”, menciona Bugarín. La prevención en mujeres es un aspecto que preocupa, porque es en el género femenino donde las estadísticas encienden las alarmas: del total de 33,4 millones de personas que viven con VIH en el mundo, 15,7 millones son mujeres; también el 48% de los nuevos infectados corresponde al género femenino.
Además, los métodos de prevención más popularizados, como el preservativo, están más orientados al hombre, dejando a las mujeres con un déficit en este sentido. “Se busca obtener un método de prevención que sea seguro y efectivo, pero que a la vez sea de bajo costo y que logre aceptación por parte de las personas”.
Vacunas: Tímido avance
Si bien hay que dejar en claro de que no existe aún una vacuna efectiva contra el VIH y tampoco hay expectativas de obtenerla en el corto plazo, los desarrollos en este campo han arrojado nuevas luces de esperanza a los investigadores. Principalmente, porque todas las vacunas que se han intentado hasta ahora habían fallado, pero una experiencia reciente en Tailandia, que obtuvo una reducción de la infección en un 30%, renovó el optimismo en esta área. Si bien las especialistas explicaron que 30% es un índice inaceptable para una vacuna, destacaron que este trabajo permitió un replanteo en la investigación, aunque mostraron cautela y enfatizaron que no hay que caer en un optimismo excesivo.
Señalaron, asimismo, que existe un grupo de empresas privadas trabajando en vacunas tanto preventivas como terapéuticas, un aspecto importante ya que uno de los principales obstáculos para la investigación en este campo es, justamente, la falta de financiación. Con todo, dejaron en claro que “no va a ser tan fácil conseguir una vacuna contra el virus”.