La prevención y su consiguiente detección precoz son hoy en día las mejores maneras de evitarlo. Es fundamental para esto conocer los factores de riesgo que pueden favorecer al desarrollo de la enfermedad: susceptibilidad genética, diferencias en los niveles endógenos de hormonas, dieta, estilo de vida o antecedentes de tratamiento hormonal. Esto último lo hemos podido observar en tratamientos a repetición por infertilidad y en reemplazo hormonal por tiempos prolongados.
Además, del 5 al 7% de los carciomas (o cáncer) de mama son heredados, y el riesgo es aún mayor si hay más de un familiar afectado o si hay historia de enfermedad temprana o bilateral.
Algunos estudios indican que aquellas mujeres posmenopáusicas que empezaron a fumar antes de los 16 o 17 años tienen aproximadamente un 20% más de posibilidad de sufrir la enfermedad; y el consumo alto de alcohol (más de 3 copas por día) también tiene incidencia tanto en mujeres pre como posmenopáusicas.
Factores positivos
Por otro lado, existen también ciertos factores positivos que reducen la ocurrencia de la enfermedad en mujeres durante este período. El haber tenido uno o dos embarazos llegados a término, sobre todo si el primero ocurrió antes de los 25 años de edad, disminuye el riesgo de sufrir cáncer de mama comparado con aquellas mujeres que no han tenido hijos. La lactancia acumulativa por más de 16 meses ha demostrado ser otro factor que también disminuiría este riesgo.
Es importante incrementar la actividad física en esta etapa, ya que es considerado como otro factor que reduce el riesgo de ocurrencia de cáncer de mama y además beneficia a la salud en general.
Menopausia prematura
El tratamiento contra el cáncer de mama, por inhibición o supresión ovárica, puede llegar a provocar en algunos casos una menopausia prematura en mujeres jóvenes, con sofocos (sensación de calor intenso con sudores y aumento de la frecuencia cardiaca, que puede durar de dos a treinta minutos), perturbaciones del sueño y pérdida de masa ósea. Más de la mitad de las pacientes con cáncer de mama, menores de 40 años, recupera el funcionamiento de sus ovarios luego del tratamiento, aunque después de los 40 sus posibilidades disminuyen como en todas las mujeres.
Después del tratamiento, se recomienda un control médico habitual por posible pérdida ósea ya que es alto el riesgo de padecer osteoporosis.
*Fuente: Centro Mamario del Hospital Universitario Austral